lunes, 30 de julio de 2012


¿TRABAJO SOCIAL CRÍTICO Versus TRABAJO SOCIAL NACIONAL Y POPULAR?

 
Norberto Alayón (*)
(*) Trabajador Social.Profesor Titular (Carrera de Trabajo Social-UBA)

 
Entre septiembre de 1977y abril de 1978 escribí un texto sobre antecedentes históricos delTrabajo Social en Argentina, que fue publicado originalmente en Lima, Perú por el Centro Latinoamericano de Trabajo Social (CELATS).
La 5ta.edición fue publicada en 2007 por la EditorialEspacio de Buenos Aires.

En las “Consideraciones finales” del libro decía: “Nos proponemos continuar la indagación sobre éstos y otros aspectos del Trabajo Social, circunstancialmente no incluidos en esta oportunidad. Pero especialmente nos interesa dejar esbozada una hipótesis de trabajo, con aspiraciones de llegar a demostrarla, sobre la existencia histórica -con sus avances y retrocesos- de un Trabajo Social liberal-oligárquico, de un Trabajo Social popular y de un Trabajo Social tecnicista. Lo estudiado en este primer intento, nos orienta en ese sentido.”  Y agregaba: “Finalmente, deseamos puntualizar que este ensayo sólo aspiró a desbrozar el camino y destacar la necesidad de investigaciones que relacionen -como debe ser- la Historia y la Política con el quehacer profesional y su interdependencia.”

Con frecuencia se formulan (y yo también lo hice y lo hago) afirmaciones tajantes, que suelen operar casi como consignas que nos permiten ubicarnos rápidamente, en el lenguaje coloquial, pero que no siempre despejan con mayor precisión las complejidades que encierran las “categorías” o las categorizaciones.

Cuando hace 34 años atrás, yo hablaba de un “Trabajo Social liberal-oligárquico”, de un“Trabajo Social popular”, y de un “Trabajo Social tecnicista”, creo que sabía, con mayor contundencia que hoy, pero tal vez con menor rigor, a qué me refería. 

En el primer caso(“Trabajo Social liberal-oligárquico”), apuntaba a caracterizar a aquellas prácticas profesionales que se nutrían conceptualmente de las posiciones más conservadoras, negadoras de la vigencia de un orden social intrínsecamente injusto, plagadas de prejuicios interesados acerca del fenómeno estructural de la pobreza, que implementaban mínimas medidas paliativas y básicamente acciones de control social delas clases populares.

En el segundo caso(“Trabajo Social popular”) hacía referencia a una concepción antagónica con la anterior, que resaltaba el origen estructural y social de los problemas y necesidades insatisfechas que padecen los sectores populares, rescatando la impostergable puesta en vigencia de los derechos sociales para el conjunto de la población y, en particular, de los sectores más expoliados de la sociedad. Desde esta perspectiva, la profesión podría (y puede) contribuir (modesta, pero eficazmente) a la consolidación de una mayor justicia social.

En el tercer caso(“Trabajo Social tecnicista”) daba cuenta de los avances de carácter instrumental que se producían en la profesión, pero que evidenciaban serias limitaciones al no acompasarse con la necesaria comprensión de las causas de los problemas y con políticas de índole estructural que atacaran los núcleos duros de la explotación y la marginación.

Las consignas, con mucha frecuencia, no suelen decir demasiado. Muchas veces esconden limitaciones diversas, reduccionismos, hasta extravíos. Nos sirven sípara “comunicarnos” prestamente, para creer entendernos sin mayores explicaciones como con el uso del lenguaje en el ámbito familiar, pero nos pueden alejar de la comprensión debidamente fundamentada de la complejidad de la realidad.

Por ejemplo, referirse hoy a “Trabajo Social crítico” puede querer decir mucho, pero también puede decir poco. Lo mismo que referirse a “Trabajo Social nacional y popular”: puede querer decir mucho, pero también puede decir poco. 

Y cabe el interrogante siguiente: “un Trabajo Social crítico”, ¿puede no ser “nacional y popular”? Y “un Trabajo Social nacional y popular”, ¿puede no ser“crítico”? Si “un Trabajo Social nacional y popular” no es crítico,¿qué sería? ¿acrítico y ciegamente obsecuente? Si “un Trabajo Social crítico” no es nacional y popular, ¿qué sería? ¿antinacional yantipopular? Claro que hay que recordar que, en el campo propiamente político, en nuestros países ha habido (y hay) una “izquierda nacional”y una “izquierda antinacional”. 

Me adelanto rápido, intentando emular la contundencia de hace más de tres décadas: unTrabajo Social “crítico” debe ser “nacional ypopular”. Y un Trabajo Social “nacional y popular” debe ser “crítico”.

Un “Trabajo Social crítico” debe ser crítico precisamente de las estructuras de dominación y dependencia aún no definitivamente erradicadas en nuestros países, pero también debería estar en condiciones de reconocer y apoyar los procesos nacionales y populares (aunque inconclusos y pasibles de profundización).  En caso contrario, la legítima aspiración “crítica” se esteriliza, se extravía o bien puede contribuir objetivamente -más allá de las intenciones que se invoquen- a la no concreción de los cambios necesarios, fortaleciendo -de hecho- las posiciones más refractarias.

Un “Trabajo Social nacional y popular” debe preservar su capacidad de análisis crítico, aún  partiendo de su propia adhesión al proyecto“nacional y popular”, precisamente para garantizar el pleno cumplimiento de los más caros objetivos a favor de los derechos e intereses de los sectores populares.

Es necesario que todos comprendamos a fondo la diferencia entre “criticar para avanzar” (y esto hay que apoyarlo) y “criticar para paralizar y retroceder” (y esto hay que combatirlo).

Con Paulo Freire me reafirmo, en su expresión: “para poder mañana lo que hoy es imposible,t enemos que ir haciendo lo que hoy es posible”, y ello no significa claudicación ni resignación, sino agudeza política para comprender y enfrentar en concreto (más allá del “consignismo” abstracto) los desafíos coyunturales -pero también estratégicos- de la historia nacional y latinoamericana.


Buenos Aires, Mayo de 2012.

ABUSO SEXUAL EN LA INFANCIA

EDUCACION PARA LA TOLERANCIA

EL MITO DE LA CULTURA

LA SITUACION DE MEXICO EN EL DIA MUNDIAL DEL MEDIOAMBIENTE 1 ( QUE NO LES PASE ESTO JAMAS)

LA SITUACION DE MEXICO EN EL DIA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE 2

LISOLOGISMOS

HISTORIA DE LA PSICOLOGIA: Wilhelm Wundt

TEORIA DEL CONOCIMIENTO

HIJOS ADULTOS: CORRERLOS O RETENERLOS?

LOS DEBATES TEORICOS Y METODOLOGICOS CONTEMPORANEOS EN LAS CIENCIAS SOCIALES

DEBATES ACTUALES EN INVESTIGACION SOCIAL

LOS NIÑOS Y SUS FAMILIAS DESPUS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

TECNOLOGIAS EMERGENTES PARA LA EDUCACION

viernes, 27 de julio de 2012

LOGOTERAPIA


"NO ERES TU, SOY YO"

 Ensayo de Viktor Frankl

Neurólogo, psiquiatra, sobreviviente del holocausto y fundador de la disciplina que conocemos como logoterapia.
No eres Tú, soy Yo...
¿Quién te hace sufrir? ¿Quién te rompe el corazón? ¿Quién te lastima? ¿Quién te roba la felicidad o te quita la tranquilidad? ¿Quién controla tu vida?...
¿Tus padres? ¿Tu pareja? ¿Un antiguo amor? ¿Tu suegra? ¿Tu jefe?...
Podrías armar toda una lista de sospechosos o culpables. Probablemente sea lo más fácil. De hecho sólo es cuestión de pensar un poco e ir nombrando a todas aquellas personas que no te han dado lo que te mereces, te han tratado mal o simplemente se han ido de tu vida, dejándote un profundo dolor que hasta el día de hoy no entiendes.
Pero ¿sabes? No necesitas buscar nombres. La respuesta es más sencilla de lo que parece, y es que nadie te hace sufrir, te rompe el corazón, te daña o te quita la paz. Nadie tiene la capacidad al menos que tú le permitas, le abras la puerta y le entregues el control de tu vida.
Llegar a pensar con ese nivel de conciencia puede ser un gran reto, pero no es tan complicado como parece. Se vuelve mucho más sencillo cuando comprendemos que lo que está en juego es nuestra propia felicidad. Y definitivamente el peor lugar para colocarla es en la mente del otro, en sus pensamientos, comentarios o decisiones.
Cada día estoy más convencido de que el hombre sufre no por lo que le pasa, sino por lo que interpreta. Muchas veces sufrimos por tratar de darle respuesta a preguntas que taladran nuestra mente como: ¿Por qué no me llamó? ¿No piensa buscarme? ¿Por qué no me dijo lo que yo quería escuchar? ¿Por qué hizo lo que más me molesta? ¿Por qué se me quedó viendo feo? y muchas otras que por razones de espacio voy a omitir.
No se sufre por la acción de la otra persona, sino por lo que sentimos, pensamos e interpretamos de lo que hizo, por consecuencia directa de haberle dado el control a alguien ajeno a nosotros.

Si lo quisieras ver de forma más gráfica, es como si nos estuviéramos haciendo vudú voluntariamente, clavándonos las agujas cada vez que un tercero hace o deja de hacer algo que nos incomoda. Lo más curioso e injusto del asunto es que la gran mayoría de las personas que nos "lastimaron", siguen sus vidas como si nada hubiera pasado; algunas inclusive ni se llegan a enterar de todo el teatro que estás viviendo en tu mente.
Un claro ejemplo de la enorme dependencia que podemos llegar a tener con otra persona es cuando hace algunos años alguien me dijo:
"Necesito que Enrique me diga que me quiere aunque yo sepa que es mentira. Sólo quiero escucharlo de su boca y que me visite de vez en cuando aunque yo sé que tiene otra familia; te lo prometo que ya con eso puedo ser feliz y me conformo, pero si no lo hace... siento que me muero".
¡Wow! Yo me quedé de a cuatro ¿Realmente esa será la auténtica felicidad? ¿No será un martirio constante que alguien se la pase decidiendo nuestro estado de ánimo y bienestar? Querer obligar a otra persona a sentir lo que no siente... ¿no será un calvario voluntario para nosotros?
No podemos pasarnos la vida cediendo el poder a alguien más, porque terminamos dependiendo de elecciones de otros, convertidos en marionetas de sus pensamientos y acciones.
Las frases que normalmente se dicen los enamorados como: "Mi amor, me haces tan feliz", "Sin ti me muero", "No puedo pasar la vida sin ti", son completamente irreales y falsas. No porque esté en contra del amor, al contrario, me considero una persona bastante apasionada y romántica, sino porque realmente ninguna otra persona (hasta donde yo tengo entendido) tiene la capacidad de entrar en tu mente, modificar tus procesos bioquímicos y hacerte feliz o hacer que tu corazón deje de latir.
Definitivamente nadie puede decidir por nosotros. Nadie puede obligarnos a sentir o a hacer algo que no queremos, tenemos que vivir en libertad. No podemos estar donde no nos necesiten ni donde no quieran nuestra compañía. No podemos entregar el control de nuestra existencia, para que otros escriban nuestra historia. Tal vez tampoco podamos controlar lo que pasa, pero sí decidir cómo reaccionar e interpretar aquello que nos sucede.
La siguiente vez que pienses que alguien te lastima, te hace sufrir o controla tu vida, recuerda: No es él, no es ella...ERES TÚ quien lo permite y está en tus manos volver a recuperar el control.
"Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: La última de las libertades humanas- la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino- para decidir su propio camino".

Viktor Frankl

"Perdonar es liberar un prisionero y descubrir que el prisionero eras tú"
(Lewis B. Smedes)

DEMOCRACIA EN AMERICA LATINA

Algunos elementos para el análisis

de las paradojas de la democratización

en América latina.

americalatina
Algunos elementos para el análisis de las paradojas de la democratización en
América latina.

Desafíos para el Trabajo Social en su contribución al análisis
de las relaciones de poder y la construcción democrática”
Leticia Arancibia Martínez
leticia.arancibia@ucv.cl
Texto tomado de Boletín Electrónico Surá # 165, Abril, 2010

Introducción

Teniendo como horizonte, los cambios políticos experimentados en América Latina y los desafíos que ha enfrentado el Trabajo Social en tal contexto, propongo analizar algunos de los fenómenos observados en los procesos de construcción o recuperación de sistemas políticos democrática en el Cono Sur, posterior a las dictaduras militares. Junto con ello, revisaré nociones de democracia para identificar los desafíos conceptuales y ético-políticos en el modo de entender la democracia y las relaciones sociales, en el contexto neoliberal, que interpelan a la práctica y la formación de los/as trabajadores sociales. Quiero proponer una arquitectura para el análisis de las paradojas de la construcción democrática en América Latina, retomando algunos aportes de Castoriadis, respecto de la autonomía y la heteronomía social en nuestra región.

Desarrollo

En los procesos de democratización de los países del Cono Sur, posterior a los regímenes autoritarios (O’Donnell, 1996), podemos reconocer la primacía de una lógica político-estatal, de carácter instrumental, por sobre una ético-simbólico (Garretón 1996). La primera, orientada a poner a punto una institucionalidad y administración democrática que aseguró el traspaso del poder gubernamental hacia los civiles bajo un sistema de representación de partidos políticos. La lógica ético-simbólica, ha concentrado los esfuerzos por sentar las bases de la convivencia democrática y una profundización de las libertades, siendo elemento central la resolución de la situación de violación de los derechos humanos ocurridos durante las dictaduras, donde el fin de la impunidad representaría su realización.
Pese al tono distinto en la construcción democrática en Chile, Argentina y Uruguay, distinguimos el fenómeno transversal que se dio en la lenta resolución en materia de derechos humanos, evidenciando la postergación de la dimensión ético-simbólica, la que fue subordinada al cambio de administración del poder estatal en la gestión de políticas macro-económicas gestadas en el período autoritario. Esto es patente en el caso chileno, donde se hizo examen de laboratorio, a inicios de los ochenta, respecto de las políticas neoliberales que se instalarían en la mayor parte de América Latina hasta nuestros días. La aplicación de esas políticas, que formó parte del consenso de Washington, no podemos entenderla descontextualizada de los procesos políticos vividos en diferentes países.
Al revisar el fenómeno de desplazamiento de la dimensión ético-simbólica en las llamadas transiciones, cabría hacerse la pregunta respecto del alcance político de lo que ha significado la gestión política de un orden autoritario en el caso señalado. Para ello es preciso revisarlo a la luz de la conceptualización de la democracia y las paradojas y tensiones existentes en esa construcción.
Algunas concepciones sobre la Democracia (Blanc, 1994) distinguen dos dimensiones que aparecen en tensión: la de democracia representativa , entendida por Schumpeter (1943: 335) como un conjunto de procedimientos que deberían asegurar el vínculo necesario entre las decisiones de la élite política, y las ideas y demandas existentes en la ciudadanía, La dimensión de democracia participativa, por su parte, contempla la participación directa y la expresión plural de los diferentes grupos sociales, constituyéndose la posibilidad efectiva de control de la ciudadanía de la gestión del poder político(Sintomer, 1999), la presentación y apelación directa a los órganos de poder administrativo, político y jurídico del Estado.
En el caso chileno, ambas dimensiones presentan dificultades importantes. Ello debido a que gran parte del sistema político que se constituyó durante la transición ha respondido a un orden diseñado por la dictadura. Dichos contenidos fueron pactados en los inicios de la transición, entre el régimen saliente y los dirigentes de los partidos políticos recién legalizados. Las llamadas “leyes de amarre” del período autoritario persistieron, sin que las negociaciones entre los actores permitieran desarrollar más decididamente un proceso de democratización. Los temores de un nuevo golpe militar en los noventa, así como la preocupación por establecer un sistema representativo bajo la estructura de partidos políticos en una nueva institucionalidad estatal, se superpuso por sobre el enjuiciamiento de los responsables de las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura. La defensa ante las amenazas que enfrentaba el nuevo orden democrático durante ese período, fue más fuerte que las demandas de justicia y del fin de la impunidad, operando en los hechos una restringida concepción de democracia.
Una concepción “restringida” de la democracia en Chile, encuentra su expresión en las dos dimensiones que mencionábamos. En la primera, por la persistencia de un sistema jurídico-institucional de la dictadura, cuya máxima expresión es la Constitución de 1980 la cual monta y edifica una institucionalidad que limita la soberanía popular y permite la exclusión de grupos sociales de la toma de decisiones, asegurando la no modificación de tal orden y limitando la democracia, tanto en el plano electoral, como en las condiciones jurídicas para el ejercicio de la soberanía de un pueblo. Como ejemplo de la forma en que la dimensión representativa se restringe a través de la legislación existente, observamos las limitaciones para presentar candidaturas independientes al parlamento, o la incompatibilidad para que un dirigente gremial o sindical postule a un cargo de representación popular .
La democracia en su dimensión participativa o directa, aparecería más promisoria en el caso chileno y latinoamericano, en la medida que diferentes grupos de la sociedad han logrado dar mayor visibilidad a sus demandas. En particular es importante destacar que éstas relevan derechos sociales, económicos y culturales reivindicados desde el sur del río Bravo hasta la Patagonia; como es el caso de grupos indígenas en Bolivia y Ecuador, y más recientemente en Perú; agrupaciones de mujeres reclamando derechos sexuales y reproductivos en Chile y México; los sin tierra en Brasil; los piqueteros en Argentina, los trabajadores subcontratados en Chile; los maestros en Argentina; los estudiantes en defensa de la educación pública en Chile y México, por mencionar algunos de los movimientos. También puede observarse el aumento de la participación en ONGs y en organizaciones sociales (PNUD 2002). Sin embargo, no siempre estos movimientos han tenido ingerencia y participación efectiva en la toma de decisiones, así como en la definición de las alternativas elegibles de manera informada (Dahl (1998) .
Otro aspecto crítico es la evaluación que se hace de la democracia, donde según el Latinobarómetro (2008), si bien un 68% de la región hace una valoración positiva de la democracia, en tanto garantizaría la participación política, al mismo tiempo, a una porción mayoritaria de la población no le importaría un gobierno no democrático si resuelve problemas económicos. Esto es más preocupante aún al revisar el bajo porcentaje de encuestados que consideran que la democracia es “para el bien de todo el pueblo”; de este modo, en el caso uruguayo que presenta la mayor puntuación en Latinoamérica, un 49% comparte esta afirmación, mientras que en Chile sólo un 23% de los encuestados considera este valor, mientras que en el caso del Perú esta cifra es dramáticamente baja, con un 8%. Esto obedecería, en parte, a las debilidades del sistema representativo bajo las élites políticas, donde los intereses de la mayoría no estarían expresados en las prácticas al interior del sistema. Esto es refrendado por el escueto 21% de los encuestados en toda Latinoamérica que manifiesta confianza en los partidos políticos (Latinobarómetro, 2008).
La democracia participativa o directa , exige de la política el arbitraje o la transacción social entre los diferentes intereses particulares, de manera que recurriendo al doble registro de la negociación / imposición , puedan entrar en el juego democrático. A su vez, va asociada a la búsqueda de construcción y concreción de ese interés general que aparece en la definición de la democracia en su dimensión representativa, dado que el marco jurídico-político no se organiza independiente de las relaciones, sino que define sus límites y posibilida Así por ejemplo, la inexistencia de responsabilidad o accountability política , puede ilustrarnos algunos del déficit de la democracia directa en Chile.
Una de las expresiones de esta dimensión participativa es la llamada iniciativa popular , donde se canaliza el interés colectivo que tendrá posibilidad de cobrar forma en disposiciones o leyes. Este recurso dentro del contexto latinoamericano, ha sido reconocido como una importante herramienta en el involucramiento de la ciudadanía en asuntos públicos . Tal modalidad está presente en varias constituciones latinoamericanas, aún cuando son vinculantes sólo en Costa Rica, Colombia, Paraguay, Uruguay y Venezuela. En Chile y otros países, en cambio, observamos la ausencia de una herramienta proactiva en las manos de los ciudadanos. Así, la movilización y reivindicación directa, aparecen como formas que suplen la falta de un orden que responda a sus demandas. Sin embargo, la movilización no siempre será leída por los entrevistados como participación. Así, incluso en momentos de movilización, en Bolivia los encuestados referían una baja movilización, indicando que participación política no sería sinónimo de protesta callejera, al menos en ese país, que paradójicamente es el más movilizado dentro del cono sur, el cual en su conjunto es el más desmovilizado entre las otras regiones de Latinoamérica.
Aquí vemos la necesidad de una institucionalidad jurídico-política democrática que vaya más allá de lo expresivo o espontáneo, pero que a la vez supere lo que ha ocurrido en las llamadas transiciones como es el caso chileno, donde se ha insistido desde el aparato estatal y desde los grupos con mayor poder, en una idea de participación limitada a las elecciones que se desarrollan cada 4 o 6 años.
Es preciso, por lo tanto, considerar las tensiones en la construcción democrática tanto desde el punto de vista del aparato estatal, como de la construcción socio-cultural. Puesto que los órdenes injustos y autoritarios que son capaces de persistir, no son por la sola fuerza de las élites.
En el caso chileno hemos constatado en nuestro estudio, la existencia de un imaginario autoritario que permea las formas de ejercicio del poder en diferentes relaciones a nivel de la micropolítica y donde la gente sería capaz de tolerar o soportar una democracia restringida. Este fenómeno se ha relacionado con el término de “Democracia protegida” que fue utilizado en Chile en los años 90 cuando se inician la transición , e ilustra la legitimación simbólica que se dio en el discurso público de un sistema que – diciéndose democrático – preservaba diferentes elementos del período de la dictadura. En este imaginario se consideraba a la sociedad chilena no apta para la democracia, dando cuenta de una cierta desconfianza o sospecha frente a la autonomía y la libertad política. La existencia de un imaginario autoritario respecto de las formas y contenidos del ejercicio del poder ayuda a explicar las dificultades experimentadas en los procesos de democratización, donde las premisas democráticas disputan el espacio político con los enclaves característicos de situaciones llamadas “post-autoritarias” cuyos componentes básicos son: la herencia institucional, el enclave actoral, la postergación en torno a los derechos humanos y la “presencia generalizada de valores, mentalidades y actitudes propiamente antidemocráticas o autoritarias” .
La expresión jurídica de los enclaves autoritarios han contemplado en Chile como rasgos: la insubordinación del poder militar al civil (especialmente en los primeros años de la postdictadura); un tipo de atribuciones (excesivas) del Tribunal constitucional y un tipo de integrantes con presencia de las fuerzas armadas; los altos quórum requeridos en las Cámaras para introducir y modificar la Constitución y las leyes orgánicas constitucionales autoritarias; un Sistema electoral binominal que impide que la mayoría pueda verse reflejada en el Senado y la Cámara de Diputados, y que además presenta una distribución de electores por distrito considerada ”inaceptable” al nivel internacional.
En el ámbito educacional en particular, podemos observar la continuidad de las transformaciones estructurales llevadas a cabo durante la dictadura, dando forma a un sistema educativo que limita los desafíos democratizadores, con un proceso de privatización de la educación que segmentó por posición socio-económica a la matrícula marcando estructuralmente la inequidad (OCDE 2004) y con la persistencia hasta hace un par de meses de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE) donde se explicitan contenidos antidemocráticos de control ideológico y limitación de la participación estudiantil , la que fue recientemente reformada . Así, vemos también la sujeción cultural a prácticas instituidas históricamente donde los derechos aparecen constreñidos. Así, por ejemplo la participación estudiantil a nivel secundario se ha confrontado a las regulaciones ministeriales para su organización y representación que exige, para su funcionamiento figuras de asesoría o tutelaje. Este paternalismo o intento de limitación de la autonomía organizativa de los estudiantes, nos hace recordar el concepto de democracia protegida de los años noventa que mencionábamos anteriormente.
La búsqueda del imaginario autoritario considera un análisis del contexto de la institución autoritaria del poder, más allá de los límites de la institucionalidad estatal. La problemática autoritaria dice relación con las formas de ejercicio del poder. Una revisión conceptual en torno al poder y su conexión con el de autoridad, que refieren autores como Adorno (1954) y Fromm (1968), nos ayudan al debate e integración teórica en el análisis de los procesos subjetivos que se desencadenan y el análisis crítico de las nociones de democracia teniendo en cuenta la autonomía. Así, una noción de democracia que se basa en una cuestión puramente procedimental, y sólo concentrados en las élites políticas, sociales y económicas pone en tensión la capacidad de creación de una sociedad que explicita su propia auto-institución, poniendo en cuestión argumentos legitimadores tales como la tradición o el “orden natural”, desligado de la dimensión política de la construcción cultural. Ello permite, la reproducción de los aspectos de afirmación de la heteronomía social(Castoriadis 2004, p.42), en la medida que en las significaciones imaginarias sociales donde se imputa a otro la creación de las instituciones, ya sea por temor o aceptación, se prohíben en ese movimiento, cambiar cualquier cosa en ellas.
Tanto los sistemas políticos como el mantenimiento de un esquema neoliberal, presenta dilemas éticos y políticos a la práctica del Trabajo Social y son parte de las dificultades democratizadoras y de ejercicio de los derechos humanos, en la medida que en los campos de la salud, la educación, la vivienda, la infancia y la juventud, la justicia y la reparación, así como en la promoción, reivindicación de derechos, o análisis crítico de políticas sociales, éstas no siempre serán reconocidas en el marco de las relaciones de poder implicadas.
La metodología de intervención profesional requiere del análisis de las relaciones de poder (Healy, 2001) que permita reconocer la participación de los actores en la construcción y auto-institución (Castoriadis, 2002) de las relaciones sociales en distintos espacios y niveles. Los imaginarios contienen elementos de su radicalización, de duda o impugnación de lo instituido, que permite que los actores pongan en cuestión esa misma institución (Castoriadis, 1990: 166), desnaturalizándola y dejando en evidencia ese proceso de auto-institución del cual participan. Esto permite la revisión crítica de los fenómenos de institucionalización autoritaria, neoliberal, así como los otros procesos que participan de la dinámica societal.
Cabe hacerse la pregunta por la relación entre los procesos políticos y sociales globales y las definiciones desde el Trabajo Social pensando la forma en que nuestro quehacer puede contribuir a la construcción democrática en el paradigmático escenario latinoamericano, extrayendo aprendizajes desde las tensiones y avances experimentados.

Conclusiones

Retomando el planteo de Castoriadis, la democracia como procedimiento “no quiere decir nada” mientras ella no esté dotada de un sentido de la participación máxima en la vida política, colectiva (Castoriadis, 2007:69), y existiendo condiciones de posibilidad efectivas para la formación de los/as ciudadanos/as. Esto refiere la idea de régimen democrático, y por lo tanto, donde hay derechos, existe el habeas corpus, la democracia directa, y donde la transformación de las condiciones sociales y económicas permite la participación ciudadana (Castoriadis, 2007:68) y, por lo tanto su inclusión efectiva en las decisiones políticas y el predominio ético en la construcción de las relaciones sociales.
Una visión radical de la democracia releva la dimensión poiética del imaginario, la creación humana que se expresa en el despliegue más allá de las formas instituidas y que exige una creación histórica nueva, con significaciones nuevas, valores nuevos, un nuevo tipo de ser humano, que se debería hacer “más o menos superando por definición toda posibilidad de previsión y planificación” (Castoriadis, 2002 : 55) profundizando la reflexividad de los pueblos, decididos a destrabar aquello que impide el despliegue de sus capacidades.
Una preocupación operativa sobre los imaginarios de poder, identificable al nivel de la micro-política y macro-política en el ámbito social, nos permiten desenredar algunas hebras de la madeja del imaginario autoritario y la democracia. Esta vez no sólo bajo el eje de las limitaciones, sino también los desafíos y las posibilidades que enfrenta América Latina en materia de democratización y nuestra participación de la institución cultural y política.
Los sucesos recientes, con el golpe de Estado perpetrado por los militares en Honduras, y el maquillaje legal-constitucional del cual se pretende investir tal acto, dejan en evidencia la fragilidad de la democracia en tanto régimen. Puesto que en la medida que sigue existiendo un orden legal autoritario, un sistema económico injusto y un orden político excluyente, se seguirán negando las condiciones de posibilidad del desarrollo, entendido según Amartya Sen(2000) como expansión de las libertades, en tanto son su medio de realización y su fin. Por lo tanto, los argumentos a favor de la participación recuperan la dimensión perdida del desarrollo, que había sido excluida durante la larga noche negra que vivió la región latinoamericana. Es tarea nuestra desde las prácticas reflexivas del Trabajo Social lograr algo más que una pura dimensión formal-procedimental, dotando de un sentido más profundo los alcances del desarrollo y la democracia.
Quizás la expresión directa de los pueblos y la inédita postura de los gobiernos latinoamericanos, quienes por primera vez rechazan abiertamente el retorno a las viejas prácticas que habían vivido varios de nuestros pueblos, nos muestran que una dimensión radical de la democracia puede ser una realidad.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Este texto fue tomado del XIX Seminario Latinoamericano de Escuelas de Trabajo Social. Guayaquil, ecuador, 2009.

jueves, 26 de julio de 2012

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miércoles, 11 de julio de 2012

EL ARTE DE DECIR NO A TIEMPO






EL ARTE DE DECIR “NO” A TIEMPO

No es raro encontrarnos con gente que es abusada por no saber decir “NO” a tiempo; se sienten cansadas de cargar con responsabilidades que no les corresponden, lo cual las hace sentirse estresadas a tal grado que han enfermado gravemente, tanto en lo físico, como en lo mental y espiritual, sin embargo, no encuentran el modo o la manera de decir "NO".

Este tipo de personas se caracterizan por ser muy serviciales o ser catalogadas como tales, cualidad que es buena en sí misma, sin embargo se convierte en un defecto, cuando queremos servir a todos y en todo, por el simple hecho de no saber o poder decir que “NO” a tiempo, ello hace que se saturen de compromisos y terminen sumidos en grandes problemas que les pueden afectar gravemente a ellas, a sus familias y a sus seres queridos.

Por lo anterior, debemos tratar de entender qué es lo que nos lleva a decir siempre que “SI”, cuando lo que debemos decir es “NO”. Quizás lo hagamos porque la persona que nos pide que hagamos algo sea muy amiga nuestra y pensemos que no merece decirle que “NO”; tal vez lo hagamos, porque con ello lograremos su afecto y apoyo futuro; pero, en general, quien no sabe decir “NO” a tiempo, lo hace porque suele ser más considerada con otras personas que consigo misma.


Dejando de lado lo difícil que es decir “NO”, pensemos que aprender a decir “NO” es posible, deseable y necesario. Podemos decirle que “NO” a una persona sin ser llegar a ser grosero o desconsiderado, pero para ello debemos comenzar a valorarnos, respetarnos y ejercitar nuestra fuerza de voluntad, poniendo en práctica una serie de principios que nos permitan dejar de ser víctimas de personas que nos consumen, absorben y se alimentan de nuestra energía.

Podemos llegar a dominar el arte de aprender a decir “NO” a tiempo, tomando en cuenta los siguientes principios:

1.- PRINCIPIO DE LA PRIMACÍA: Este principio quiere decir, que primero debo ayudarme yo para después poder ayudar a los demás.

Para poner en práctica este principio, debemos de hacerle saber a la gente que nos pide ayuda, que nos haría felices poder ayudarla, pero que por el momento, se tienen varias tareas pendientes que son muy importantes que las atendamos, y que por tanto, no nos permiten hacer o facilitarle lo que se ha solicitado.

2.- PRINCIPIO DE LA INTEGRIDAD: Significa ser congruente con lo que se piensa, se dice y se hace.

La puesta en práctica de este principio implica que debemos actuar conforme a los valores de honestidad y honradez con los que fuimos formados a lo largo de nuestra vida y que nos hace ser lo que somos.

Actuar función de este principio nos hará decirle a la apersona que nos pide que digamos o hagamos tal o cual cosa, que no hace sentir incómodos lo que nos pide, que sí en verdad nos estima, que no nos pida algo que nos puede perjudicar. Ello hará que la persona deje de insistir, si en verdad nos tiene afecto, de lo contrario, simplemente se alejará de nuestras vidas; lo cual mucha de las veces resulta mejor.

3.- PRINCIPIO DE LA OPORTUNIDAD: Este principio tiene que ver con el hecho de que debemos dejar en claro que se debe hacer una análisis serio de lo que se propone que se diga o se haga a fin de tomar la decisión en el momento más adecuado para ello.

Lo anterior quiere decir que no debemos de precipitarnos en dar el “SI” en lo inmediato, sino que debemos esperar un tiempo razonable para tomar la decisión al respecto. Con lo anterior, debemos decirle a la persona que nos pide el favor, que es interesante su propuesta, pero que por el momento no se puede decidir, sin antes sopesar los riesgos o beneficios que ello entraña. Si la persona insiste a los días o semanas, podemos decirle que aún no se ha tomado la decisión, lo que hará que se aleje de usted y trate de recurrir a otras personas.

4.- PRINCIPIO DE LA IDONEIDAD: Significa que debemos dejar en claro sí somos o no competentes para realizar la tarea que se nos quiere echar a cuestas.

Este principio se puede poner en práctica haciéndole ver a la persona que nos pide el favor, que no somos la persona mejor calificada para ayudarle, por lo que le sugerimos que acuda a otra persona que le pueda ofrecer mejores resultados.

En caso de insistir, es conveniente que le digamos a esa persona que no es por tratarse de ella, sino por nosotros mismos, ya que no no nos agrada quedar mal con nadie ofreciendo malos resultados.

5.- PRINCIPIO DE LA RESPONSABILIDAD: Este principio se relaciona con los compromisos que podammos haber tomado con anterioridad y que nos impiden cumplir con otros que hagan que nos desatiendamos de él.

Para poner en práctica este principio debemos dejar en claro que es más importante por el momento cumplir con nuestros compromisos actuales.

Siempre tenemos cosas que hacer, pero no estamos obligados a decir qué compromisos son estos, pero si la persona insiste en saber cuáles son, debemos dejarle en claro que tiene que aprender a respetar nuestros asuntos personales, así como también nosotros respetamos los suyos.

6.- PRINCIPIO DE LA AUTOAYUDA: Este principio se refiere a la autoestima que todos debemos tener, confiando en nuestras  propias capacidades.

Para llevar a la práctica este principio debemos asegurarle a la persona que pide el favor, que estamos seguros de que él o ella puede hacer o decir las cosas mucho mejor que nosotros.

En ocasiones solemos solicitar ayuda porque no confiamos en nosotros mismos, por lo que decirle que confiamos en sus capacidades puede elevar su autoestima, haciendo las cosas él o ella misa.

Debemos tener claro, que no siempre las personas se acercarán a nosotros para pedir nuestra ayuda, porque son abusadores o haraganes, muchos no confían en que pueden hacer algo bien, de tal suerte que debemos animarlos a que se atrevan a hacer las cosas por sí mismos, por lo que podemos ofrecernos únicamente a supervisar sus tareas, pero nunca para hacer su trabajo o cumplir con sus responsabilidades.

7.- PRINCIPIO DE LA CONVIVENCIA FAMILIAR: Este principio se refiere al fomento de los lazos familiares mediante diversas actividades que no pueden dejarse de lado por otros motivos.

Ponemos este principio en práctica cuando le dejamos claro a la persona que nos solicita el favor, que sentimos no poder ayudarle porque se tienen planes familiares.

Debemos recordarle, que la familia es muy importante, por lo que es nuestro deber sacar tiempo de donde podamos para dedicarlo a nuestros seres queridos: recoger los hijos de la escuela, llegar por algunos vivieres al mercado, llevar a la familia de vacaciones, asistir a una fiesta familiar, etc., por lo que no tenemos tiempo para hacer o decir lo que se nos está solicitando.

8.- PRINCIPIO DEL SORDO-MUDO: Consiste en hacernos los occisos cuando alguien mediante indirectas nos trate de involucrar en las tareas que está realizando y que busca a quién pedirle ayuda de manera indirecta.

Este principio lo podemos poner en práctica, cuando alguien diga que sí no sabemos quién podría ayudarle en hacer tal o cual cosa, podemos hacer como que no oímos o vimos a quien dijo eso y marcharnos.

Sí es muy obvio que  lo vimos o escuchamos, simplemente le decimos "NO" y nos marchamos inmediatamente del lugar y se lo contamos a quien más confianza le tengamos, evitando en lo posible ponernos al alcance de quien lanzó la indirecta.

Por último, es muy importante recordar, que no es malo decir “NO”, siempre y cuando lo hagamos de manera respetuosa, pero es más importante recordar que jamás se nos debe ocurrir decirle “SI” a todo aquel que nos solicita decir o hacer algo, o cuándo alguien exclama “OHHHHHH Y AHORA QUIEN PODRÁ DEFENDERME…. Nosotros digamos siempre…“YOOOOOOOOOOO, EL CHAPULIN COLORADOOOOOOOO.

Antony Peper

Culiacán, Sinaloa, México

Verano de 2012