miércoles, 17 de junio de 2009

HISTORIA DE LA ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL CULIACAN



BREVE BOSQUEJO HISTÓRICO DE LA ESCUELA SUPERIOR DE TRABAJO SOCIAL DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA


La Escuela de Trabajo Social surge en el año de 1965, durante el rectorado del Dr. Julio Ibarra Urrea, bajo la dirección de la Trabajadora Social Yolanda Contreras. En dicho año, permeaba la idea en quienes dirigían la Universidad y la Escuela, de que el Trabajador Social, debería de dar tratamiento a los” males” sociales, pues cabe recordar, que en esa época, el Trabajo Social era considerado como una profesión cuyo objetivo central era asistir al desvalido y reinsertar socialmente al individuo que se encontrara desadaptado; para ello, era menester recuperar en el análisis los planteamientos teóricos emanados en ese contexto, que en esos tiempos eran de corte positivista, pues recogían los planteamientos teóricos de sociólogos y economistas tales como Augusto Comte, Jhon Stuart Mill, entre otros.

En el devenir histórico de la sociedad, desde que surge la propiedad privada y en consecuencia desde el momento mismo en que esta sociedad se dividió en clases sociales: una detentadora del poder político y económico y la otra carente hasta de los satisfactores más elementales; ha significado que dichas clases sociales se organicen de manera diferente. Por un lado, la primera ( los ricos ) ha organizado diversas formas de atender a la segunda (los pobres ), como medios orientados a paliar sus carencias materiales y espirituales, algunas veces con fines nobles, otras tantas, con el interés manifiesto de mantener el status quo. Por otro lado, la segunda( los pobres), se ha organizado en sindicatos y partidos políticos para hacerle frente a las ansias de acumulación de capital de la burguesía y del estado, representante fiel de sus intereses.

Con la revolución industrial, que se genera a finales del siglo XIX, se multiplican masivamente las carencias de sectores cada vez más grandes de la población, no sólo de Inglaterra sino de los nacientes centros industriales del mundo entero, lo que hizo que los esfuerzos de la Charity Organitation Society ( COS: Establecida en Inglaterra a partir de 1889 ) fueran insuficientes para atender estas carencias. Dicha problemática “obligó” al gobierno y a las Universidades más importantes del país, a desarrollar programas de recreación, atención a niños, mujeres y ancianos primordialmente, teniendo como fundamentos teóricos, los planteamientos de los sociólogos y filósofos positivistas de la época.

Primero, fue Augusto Comte, Sociólogo ( 1798-1857 ), que sostiene la teoría de la similitud del organismo social y el organismo biológico, donde cada uno de los miembros u órganos tiene una función que cumplir, por lo que toda disfunción deberá ser atendida en lo individual, a fin de lograr la readaptación del individuo al medio. Dichos planteamientos fueron retomados por el incipiente Trabajo Social, para adentrarse en la metodología de casos, con sus respectivas técnicas, cuyas enseñanzas se encontraban en boga durante los primeros ciclos de vida de las Escuelas de Trabajo Social, la nuestra no iba ser la excepción.

Otro Economista y Filósofo positivista que contribuyó con sus conocimientos a fundamentar los programas de acción social, fue Jhon Stuart Mill ( 1806-1873 ), quien sostenía la existencia de dos clases sociales, una “inferior” que necesita ser dirigida; la otra “superior”, como tal pensante y rectora de los destinos de la sociedad, por lo que habría que prestar “asistencia” a la clase inferior, siempre y cuando se comportase obediente y respetuosa ante sus superiores; estos planteamientos también fueron retomados por los teóricos del Trabajo Social, para fundamentar la orientación asistencialista que prevaleció durante los primeros años de vida en este tipo de escuelas, respetando las reglas imperantes en las instituciones de asistencia social, creadas exprofeso.

Seguidor de Jhon Stuart Mill, aparece con sus contribuciones Herbert Spencer (1820-1903 ), quien plantea que la sociedad está conformada en forma piramidal, donde en la parte superior se sitúa una “clase superior” integrada por los ricos y los intelectuales, y en la parte inferior, está otra clase, llamada por el “clase inferior”, que no debe intervenir en la “ cosa pública “, por lo que el estado debe controlar y reprimir a todo aquel hombre o sociedad “primitivo” que perturben el equilibrio de las clases o pueblos superiores, misma que le da sentido al sesgo paternalista autoritario y/o benevolente que tendrá el trabajo social, dependiendo del tipo de patología que presente el individuo.

De Europa, estos planteamientos llegan a Estados Unidos, siendo retomados por William G. Summer ( 1840-1910 ), haciendo también la analogía de órgano biológico y sociedad; donde en uno y otro caso se da un progreso natural, sin que sea necesaria la intervención del individuo, pues el que está arriba de la escala social, lo está por el hecho de que lo ha merecido y el pobre lo es porque es culpable de ello.

Con estas ideas, a partir de la segunda década del siglo XX, Talcom Parsons, en 1924 desarrolla lo que se conoce como estructural-funcionalismo, al sostener que la sociedad es un conjunto de elementos integrados entre sí, cada uno de los cuales, tiene la función de mantener al todo en permanente equilibrio.

Es así como Mary Richmond ( 1917) y Virginia Robinson (1924), retomando los planteamientos del positivismo y del estructural-funcionalismo, rebasan los postulados filantrópicos y caritativos del Trabajo Social[1], al poner énfasis, no en el efecto, sino en la causa de los desajustes; sin embargo, siguen considerando la prevención de los desajustes individuales o de los elementos o partes disfuncionales sin considerar la estructura global; es decir se sigue planteando el trabajo social, bajo un enfoque sociológico estructural-funcionalista.

En América Latina, Chile es el primer país que cuenta con una Escuela de Trabajo Social (1925), bajo una concepción ecléctica ( conjuntando aportes teóricos de la sociología y de la psicología ), teniendo como método de intervención el TRABAJO SOCIAL DE CASOS que dota a los egresados de una formación paramédica, esto es, como un auxiliar subprofesional del médico.

En Argentina, los jueces y abogados se dieron cuenta que no les caería mal contar con un ayudante capacitado técnicamente en aspectos legales que les hiciera más fácil y amable su labor, es así como surge una formación de corte parajurídico a partir de 1928.

En México, para el año de 1933, se forma la primera Escuela de Trabajo Social, la cual es incorporada a la SEP y cuyo propósito era capacitar al personal incorporado al Tribunal para Menores. Dicha carrera era de nivel técnico, teniendo una duración de dos años.

En 1940, la UNAM establece la Escuela de Trabajo Social, anexa a la Facultad de Derecho, adquiriendo el nivel de Licenciatura en 1969 e independizándose en 1973 de dicha facultad, ostentando el nombre de ESCUELA NACIONAL DE TRABAJO SOCIAL DE LA UNAM ( ENTS-UNAM ).

Bajo estos antecedentes, Sinaloa, recibe la primera Escuela de Trabajo Social en Culiacán a partir del año de 1965, teniendo como objetivos claramente identificados por las asignaturas incluidas en su plan y programas de estudio( nutriología, dietología, puericultura, ludoterapia, etc. ) con una orientación de corte asistencial, paternalista y paramédica. En 1972, a raíz del movimiento reconceptualizador, generado en Brasil y extendido a esta Universidad, se “implanta” el plan de estudios de la ENTS-UNAM del nivel licenciatura, pero “adaptado” al nivel técnico de la escuela, cuyos objetivos eran: formar profesionistas comprometidos con el pueblo trabajador y acordes con el modelo de Universidad Crítica, Democrática y Popular (UDCP); modelo de Universidad de la época. Las asignaturas contempladas eran: Economía Política, Doctrinas Políticas y Sociales, Realidad Nacional y Estatal, Planeación Social, etc.. En 1974, 1975 y 1976, sufre ligeras modificaciones, pero sin variar substancialmente su orientación general, con lo que observamos un giro de 180 grados en la orientación formativa de sus egresados. Sin embargo, dichos cambios, lejos de estar fundamentados en parámetros educativos, obedecían mas que nada a cuestiones de índole política e ideológica.[2]

Es hasta 1984, cuando se dan los primeros intentos serios por evaluar, transformar y unificar los planes de estudios de las tres escuelas de Trabajo Social, que para esas fechas ya existían en la UAS, lográndose en estos trabajos la unificación de los planes y programas de estudio en el plano de lo formal, pero en lo real siguieron rutas diferentes en su operación.

Para ilustrar un poco esta situación, se toma como referente que en 1972,[3] se crea la Escuela de Trabajo Social Mazatlán, como una Escuela particular incorporada a la UAS, que funciona con el Plan de Estudios “adoptado y adaptado“ por la Escuela de Trabajo Social Culiacán. En 1975, se fusiona a la UAS, modificando levemente el plan de estudios, pero sin variar en esencia.

En Los Mochis, se crea en 1974[4], otra Escuela de Trabajo Social dependiente de la UAS que utiliza el mismo plan de estudios de la Escuela de Trabajo Social Culiacán, además de seguir la misma línea filosófica.

En el caso de las tres escuelas[5], a partir de 1984, logran avanzar unidas, aunque con ciertas dificultades de coordinación hasta 1996, fecha en la que, de manera separada, se logra establecer la carrera a nivel Licenciatura, luego de haber operado, durante algunos años con Programas de Nivelación a grado de Licenciatura, primero para los propios docentes de estas escuelas, y posteriormente, para egresados de estas carreras. Cabe aclarar, que operan con planes iguales, pero con programas de estudio diferentes en el nivel técnico, y con planes y programas diferentes para el nivel Licenciatura.

De sus orígenes( 1965) a los años 70 la Escuela de Trabajo Social Culiacán, cambió numérica y cualitativamente si tomamos como referencia las condiciones en las que existía cuando inició; pero, si consideramos, los tiempos actuales, es posible valorar que muchas limitaciones pudieron haberse salvado, sin embargo, no fue así porque no se tomaron en cuenta los avances teóricos, tanto de la profesión, como de la planeación educativa que en cada período de transformación existían.

De 23 alumnos registrados en sus orígenes (1965), se pasó, en los años 70, a tener 6 grupos (dos de primer año, dos de segundo y dos de tercero) con un promedio de 30 alumnos por grupo; que recibieron una formación paramédica o parajurídica, que pretendía “curar” o adaptar a los individuos al medio social, sin cuestionar si respondía o no a las expectativas de la sociedad y de la profesión.

Lo anterior, no es gratuito, pues hoy día, es aceptado por un amplio número de Trabajadores Sociales, el hecho de que el Trabajo Social, desde sus orígenes ha estado signado por un paternalismo benevolente, que tiene como ejes rectores, los principios contenidos en la filantropía y la caridad.

Esta forma de actuar de los Trabajadores Sociales, los ha colocado en última instancia, como servidores y reproductores de un sistema económico, que por un lado hace que el sector de los ricos sea más pequeño en número, pero más grande en riqueza acumulada, y por el otro lado, hace que el sector de los pobres sea cada vez más grande en cantidad, pero a su vez, más reducida la satisfacción de sus necesidades básicas ( alimentación, salud, vivienda y educación ).

Esta filosofía del Trabajador Social evidencia su actuación, primero, en agrupaciones filantrópicas y de caridad; después, su aparición como intermediario pasivo entre las instituciones gubernamentales, portadoras de satisfactores y la población demandante de ellos.

En la actualidad, el Trabajador Social se involucra en organizaciones no gubernamentales ( ONG´s ), muchas de ellas convertidas en válvulas de escape utilizadas por el propio gobierno para “atacar” solo los efectos de los problemas económicos, políticos, sociales, etc., ocultando las causas que los generan, presentándose así, un panorama mas complicado que se padece en los sectores de intervención del trabajo social.

La situación descrita anteriormente, obliga a repensar el quehacer del Trabajador Social, tanto en sus fundamentos teóricos como prácticos, pues si ya en las postrimerías de los 60´s y principios de los 70´s se reflexionaba con la RECONCEPTUALIZACIÓN DEL TRABAJO SOCIAL[6] acerca de sus fundamentos teóricos, metodológicos y técnicos. Hoy día, a la luz de los nuevos aportes teóricos, se debe continuar con dicha reflexión, para estar en posibilidades de construir paradigmas acordes con la realidad que se presenta.

A partir de la década de los 70s, la escuela se caracteriza por cuestionar al sistema económico y social productor de miseria y explotación, desde una posición política-ideológica con la que eran formados los alumnos de esa época, precisamente por que sus docentes cuestionan cada vez mas las bondades de la llamada “ alianza para el progreso” impulsada por los Estados Unidos.

Es en los 80s y hasta mediados de los 90s, que se sigue cuestionando el sistema de explotación imperante; sin embargo, se empieza a poner énfasis en las cuestiones referentes a la evaluación curricular y en los avances disciplinarios, lo que significa que ya se introducen innovaciones curriculares, no solo al calor de las pasiones ideológicas de las clases sociales en general, sino que entran a la palestra las relaciones de poder de los grupos académico-políticos existentes en la escuela, con los consabidos conflictos organizacionales inherentes a ellas.

Se toman como referentes de cambio curricular, los planteamientos teóricos que en ese momento están en boga y el tratamiento que se le da a los conflictos dependerán de la correlación de fuerzas de los grupos de poder existentes en cada momento histórico en que se generan los cambios curriculares. Mismas que se ven reflejadas a la luz del análisis de cuestiones tales como: La noción que se tenga acerca del conocimiento, de política, de ideología, de ética, de hegemonía, de conflicto y obviamente de teoría curricular y del ser y deber ser del Trabajador Social

Para el año de 1996 ( ciclo: 96-99, para el caso Licenciatura en Trabajo social, y ciclo: 96-98, para el nivel técnico), la escuela cuenta con dos niveles de formación: técnico y licenciatura; alberga estudiantes que vienen de secundaria y preparatoria; tiene 5 grupos de nivel técnico por cada grado, a esto hay que agregar 3 de nivel técnico y 3 de licenciatura por cada grado; lo cual da un total de 1200 alumnos. En el año 2000 se cuenta con una población estudiantil de 984 alumnos en los diferentes niveles de formación ( Técnico, Licenciatura y Nivelación), aumentándose la matrícula a 1089 para el año de 2002.

Por otro lado, en la actualidad (2002), se cuenta con una planta de 69 maestros, de los cuales 39 son de tiempo completo y 30 de asignatura; además laboran 18 trabajadores administrativos, incluyendo secretarias, conserjes y veladores.

Para estas fechas, la Escuela cuenta con edificio propio, localizado por la calle Rosales # 355 Poniente, en el centro de la ciudad muy cerca de las oficinas donde opera la Administración Central de la Universidad.

Esta Escuela se caracteriza por que sus miembros, tanto alumnos, como maestros y trabajadores, tienen una destacada participación en eventos de carácter político-sindicales, elecciones de Consejo Universitario o bien en cambios de dirección al interior de la escuela. Estos y otros eventos trascendentales, como también, elecciones externas ( cambios de dirigencia sindical o de rectoría ), marcan coyunturas que hacen que sean caldo de cultivo para el surgimiento y desarrollo de los conflictos organizacionales, que por la forma en que se abordan o se hace omisión de ellos, es que trastocan a veces, de manera muy negativa los procesos académicos, culturales, laborales, y en particular los cambios curriculares.

La mayoría de maestros de la escuela, cuenta con espacio para trabajo de gabinete, sobre todo los de tiempo completo, quienes tienen asignado escritorio y cubículo, donde deben realizar asesorías a estudiantes u otras actividades propias de su actividad docente cotidiana. Sin embargo, cabe aclarar, que el recurso humano tradicionalmente ha sido subutilizado, debido a la carencia de planes académicos en esta materia.

Es conveniente destacar, que en dicha escuela, se cuenta con un potencial de profesionistas diversos, entre los que sobresalen 34 Trabajadores Sociales, 7 Profesores Normalistas que tienen además otra carrera o especialidad, 11 Economistas y el resto son Psicólogos, Licenciados en Derecho, Químicos, Enfermeras y Administradores de Empresas. Del total de la planta docente, 2 profesores cuentan con el nivel de doctorado, 15 con estudios de maestría y el resto tiene el nivel licenciatura, a excepción de 3 profesores que solo cuenta con el nivel técnico en Trabajo Social. (Información actualizada hasta el año de 2002).



Elaboró:

Marco Antonio Rodríguez Camacho

Culiacán, Sinaloa octubre de 2002





-------------------------------------------------------------------------------
BLIOGRAFIA:


[1] Macías Gómez Edgar; Hacia un Trabajo Liberador; ed. Humanitas. Buenos aires, 1973, pag. 91.

[2] Plan de Estudios de la Escuela de Trabajo Social Culiacán-UAS, 1965-1969

[3] Plan de Estudios de la Escuela de Trabajo Social Mazatlán-UAS,1972-1975

[4] Plan de Estudios de la escuela de Trabajo Social Culiacán-UAS, 1974-1974

[5] Ver documentos evaluativos del Plan de estudios de 1984.

[6] García Salord ,Susana. Reflexiones acerca de la metodología del Trabajo Social. Revista abril-junio de 1984 dela ENTS-UNAM

No hay comentarios.: