sábado, 29 de agosto de 2009

CUBA: PALACIO MUNDIAL DE LOS MATRIMONIOS

Cuba: palacio mundial de los matrimonios
Por: Luis Ángel Argüelles Espinosa (laes49@yahoo.com)





Nota introductoria:


El siguiente texto es un fragmento del libro testimonial e inédito La modernidad y yo donde se reflexiona críticamente sobre la realidad cubana contemporánea. El autor (cubano, quien reside en México desde 1996) agradece cualquier apoyo o gestión para publicar esta obra y, por supuesto, se dejaría constancia escrita de la(s) fuente(s) de financiamiento(s). Para cualquier contacto o aclaración, pueden escribirme al correo electrónico arriba mencionado. Espero su mensaje. Gracias anticipadas.
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En una de mis visitas a Cuba (en 1999), llevé a mi esposa mexicana a conocer la famosa Catedral de La Habana. Ella se sorprendió al ver la celebración de una boda religiosa entre un europeo blanco (auténtico representante de la raza aria) y una cubana negra (genuina exponente de la raza africana). Después, vimos a la nueva pareja pasear en un coche convertible cuyo chofer accionaba el claxon para expresar el regocijo (o como se dice por la Isla para “que se sepa y se comente”). ¿Qué poder de seducción tienen las cubanas y los cubanos para los extranjeros?
Como bien señala Gilberto Calderón (ex secretario de la embajada mexicana en La Habana entre 1999 y 2002), quien a su vez se ha dedicado a las cuestiones de la sexualidad cubana:

Los cubanos son muy atractivos para los extranjeros porque son de todas las razas. Los europeos van en busca de personas negras o mulatas, los mexicanos por blancas o rubias /.../ Van a Cuba con la esperanza de encontrar una pareja con mayor facilidad. Por lo general son adultos que buscan jovencitos o gente físicamente fea buscando belleza que difícilmente conseguirían en su país y los cubanos capitalizan esta necesidad irresistible

Los matrimonios entre extranjeros occidentales y cubanos aumentaron drásticamente a partir de 1990. Ello se explicaría por la combinación de varios factores: la mayor apertura del turismo, el rompimiento de los vínculos con la Europa oriental y una mayor relación con el mundo occidental y, sobre todo, la difícil situación del período especial. que agudiza los problemas económicos. Si en los años 70 y 80, los hombres cubanos se casaban con las europeas orientales (como ya se sabe, los contactos laborales y académicos traen otros tipos de contactos) ya en los años noventa y principios del tercer milenio se ha producido una mayor democratización en el aspecto matrimonial. Así tanto hombres como mujeres de la Isla se casan por igual con extranjeros y se conforma una nueva geografía del amor . En esta nueva geografía existen zonas claves. En Europa tenemos los países de España e Italia (bien se dice que los latinos son de sangre caliente) y en América tenemos el caso de México, país que siempre ha tenido simpatía por sus hermanos cubanos. Por cierto, recientemente ha dicho el escritor mexicano Juan Villoro que “la combinación del Viagra y la crisis cubana ha creado el sexoturismo de la tercera edad”.


Así abuelos europeos y mexicanos van a Cuba a rejuvenecerse con muchachas especiales que pueden ser sus nietas. Practican la “terapia Sabines”. ¿Qué tan significativo es el turismo sexual en la Isla? ¿Posee igual peso que el recreativo o político? Volvamos a los casamientos.

Según las estadísticas, en el año de 2002 se realizaron 4,000 uniones legales de cubanos con españoles , 1,000 matrimonios entre cubanos e italianos y 1,019 enlaces entre cubanos y mexicanos. De esta última cifra, 611 corresponden a solicitudes de mexicanas y 408 a peticiones de mexicanos Cuba ha llegado a ser el primer país donde los mexicanos se casan en el exterior (desplazando a otros países como los Estados Unidos). Muchos de estos matrimonios son ficticios o arreglados. Los cubanos de la Isla (y, sobre todo, sus familiares en el exterior) llegan a determinados acuerdos con los extranjeros para que puedan casarse allá y así salir del país. En relación con México, al eliminarse prácticamente las invitaciones personales (donde mexicanos invitaban a los cubanos a visitar esta nación) y reducirse drásticamente los intercambios científicos, técnicos y educativos, sólo queda la vía del matrimonio para abandonar la Isla. Por supuesto, no todos los casamientos entre cubanos y mexicanos son a conveniencia. No pueden existir estadísticas oficiales al respecto. Me atrevería a conjeturar (sobre la base de los cubanos que conozco en México) que alrededor de las 2/3 partes de los matrimonios son arreglados y que sólo la 1/3 parte se debe a cuestiones sentimentales. No debemos satanizar a estos matrimonios

por conveniencia: no se involucran sentimientos, es un simple acuerdo económico donde a ninguna de las partes se le engaña. En todo caso, el engañado sería el estado (tanto el cubano como el mexicano) pero podríamos preguntarnos hasta qué punto la población no se siente engañada por aquél. En cambio, sí resulta reprobable cuando una de las partes, pretextando amor, se casa con fines innobles: las cubanas (os) para salir del país; los extranjeros, aprovechándose de las dificultades, para prostituirlas (os). Por supuesto, muchos de los matrimonios por conveniencia entre cubanos y mexicanos tienen como finalidad llegar a los


Estados Unidos de América (México sería mero trampolín). Según datos, de los 7, 800 cubanos que llegaron entre 1999 y 2002 al país del Norte (no se consideran los cubanos que salieron legalmente de La Habana con visas norteamericanas), alrededor de 4,200 (más de la mitad) lo hicieron cruzando las fronteras mexicanas. Los cubanos no tienen que estar huyendo de la “migra” norteamericana. Debido a la polémica Ley de Ajuste Cubano (llamada por el gobierno de La Habana como “Ley Asesina” y para los cubanos que entran sin visa a los Estados Unidos considerada como “Ley Salvadora”) los inmigrantes cubanos son considerados como refugiados políticos. Por cierto, un amigo mexicano, conocedor de estas cuestiones, me decía (con cierta ironía) que hacía falta que México se anexara a Cuba para que también los mexicanos tuvieran las mismas facilidades que los cubanos. Le contesté que me parecía excelente su propuesta, sólo que existía un pequeño detalle: se corría el riesgo de que la isla se deshabitara al trasladarse masivamente los cubanos para México, ya que no es lo mismo cruzar una cerca o barda que atravesar un mar lleno de tiburones. Otra vez la Geografía incidiendo en la Historia y en la Política. Finalmente, convenimos los dos, que era preferible que se cambien las políticas económicas de los dos países para que no se tengan que cambiar las personas. Que se vayan unos pocos para que no se vayan muchos. ¿Acaso la gente es masoquista y prefiere vivir y morir en tierra lejana a la que le correspondió venir a este mundo?

Por otra parte, si bien los casamientos de cubanos con extranjeros van a la alza, los matrimonios entre cubanos van poco a poco disminuyendo. En ese último aspecto, influyen factores tanto de tipo económico (sobre todo, el hecho de no tener una vivienda) como extraeconómicos (las expectativas profesionales y desarrollo individual de cada miembro de la pareja). Es de suponer que las uniones libres o concubinatos hayan tenido un mayor desarrollo en estos últimos años (por algún lado tiene que salir el fuerte apetito sexual caribeño).

En cierta ocasión, recordando las tres grandes oleadas migratorias de Cuba hacia los Estados Unidos, llegué a pensar equivocadamente que el pueblo cubano estaba llamado a la extinción. Ello debido a que los escasos nacimientos (es comprensible que ante una fuerte crisis económica y la facilidad para realizarse abortos y utilizar métodos anticonceptivos, la gente evite embarazarse) no compensaban la suma de los fallecimientos y, sobre todo, las salidas definitivas al exterior. Esperemos que haya pueblo cubano para siempre. No importa tanto la cantidad de personas, ni incluso, la esperanza de vida según las estadísticas, sino que lo más importante es su calidad de vida, incluyendo sus posibilidades de autorrealización.


Así es la vida de jacarandosa.

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