miércoles, 28 de octubre de 2009

REVOLUCIONARIOS ARREPENTIDOS





REVOLUCIONARIOS DE TODOS LOS PAISES ARREPENTIOS

Los revolucionarios y seudorevolucionarios del ayer, REVOLUCIONARIOS ARREPENTIDOS de hoy; unos, agentes abiertos de la globalización capitalista, otros, aliados soterrados de los que ayer consideraban enemigos de clase a los que había que aniquilar.

Hoy esos revolucionarios del ayer condenan con sus discursos y acciones lo que en el pasado les dio de comer y en el presente les da hasta hartarse, se ruborizan al escuchar las palabras “clases sociales, proletariado y burguesía, imperialismo y comunismo" y otras muchas más que otrora pronunciaban a grito abierto con las venas de sus gargantas a punto de reventar.

A lo más que se atreven hoy día es a decir que son pacifistas y que luchan por una economía sustentable y sostenible, aunque también eso sea de palabra, pues a la menor oportunidad dejan de hacerlo al apoyar con sus acciones formas de socavar las culturas de los pueblos más débiles del mundo.

Esos revolucionarios del ayer y contra revolucionarios del ahora, ya no necesitan ser comprados por los gobiernos y empresarios, ellos solos se venden o se ofrecen por una cuantas monedas, machando vergonzosamente los valores de los que han sido y son verdaderos héroes de los pueblos oprimidos.

Hoy en día es habitual verlos haciendo causa común con los partidos de derecha enarbolando sus banderas como si fueran propias, convirtiéndose en verdugos de sus propios compañeros de clase social; es común verlos también, llorando amargamente, lo que no supieron defender con dignidad y decoro.

Esos revolucionarios del ayer, a la primera oportunidad abandonaron el barco de la revolución socialista, cuando vieron la caída del “socialismo real”, representado por la URSS y el fortalecimiento del imperialismo, representado por los EEUU. Lo abandonaron vergonzosamente refugiándose en masa en el nuevo barco del neoliberalismo y de la globalización y hoy los vemos mendingando las migajas que se caen de las voraces fauces de los globalifílicos capitalistas.

La búsqueda de nuevas formas de pensar, de analizar ideológicamente la problemática y de plantear soluciones para los pueblos oprimidos del mundo quedaron en el olvido de los polvos levantados al secarse sus lodos revolucionarios.

Hoy día, esos revolucionarios del ayer, abonan su conducta con argumentos de que es posible mejorar el capitalismo, democratizándolo, conciliando los intereses de los explotados y explotadores, integrándose a un estado con instituciones supraclasistas y mediante estados supranacionales.

 Las viejas consignas: “los medios de producción en manos de los trabajadores, el estado garante del trabajo, educación, vivienda, salud, etc., a cada quien según su capacidad y a cada quien según su necesidad, la planificación de la producción como base del desarrollo del ser humano nuevo; todas ellas quedaron en el olvido y son causa de vergüenza de los revolucionarios arrepentidos, que hoy dicen que fueron buenas en su juventud, pero que hoy en día son cosa del pasado, que no tienen cabida en un mundo globalizado y de lleno en la modernidad.

El colectivismo, el espíritu de sacrificio, la moral y la ideología revolucionaria y de clase, el bien común, la lucha contra el individualismo y en contra del materialismo ramplón, son cosas del pasado y hay que sustituirlas por los valores que trae consigo la globalización: ganar más dinero sin importar los medios.

Afortunadamente, algunos pueblos de América Latina siguen buscando alternativas de liberación, unos luchando por “humanizar” el capitalismo, otros, en luchas francamente globalifóbicas y antiimperialistas; pero lo cierto es que hay signos de hartazgo de este régimen de explotación y marginación, impulsado por el neoliberalismo y sus políticas globalizadoras.

Lamentablemente, los revolucionarios del ayer, tratan a toda costa de convencernos de que la única solución para los pueblos es la globalización y su filosofía neoliberal; eso ya se preveía, los nuevos aliados de la burguesía, los revolucionarios arrepentidos, se unieron a los aliados tradicionales del capitalista, la pequeña y mediana burguesía, aduciendo, que son “responsables”, “realistas” y “serios”.

Estos revolucionarios arrepentidos, quieren embellecer a la bestia capitalista y globalizadora, “humanizándola”, quitándole lo salvaje, “democratizándola”, implorándole migajas, canonjías y prebendas para su lucha partidista y para su incorporación al mundo globalizado mediante la acreditación de su programas educativos aderezados de capacidades laborales que los haga insertarse exitosamente en el mercado laboral.

Seguir “acuachando” esto, es seguir batiéndose en la inmundicia ideológica y en el oprobio servil que hace inclinar la cérvix para que el poderoso se siga enriqueciendo a costillas del trabajo de las grandes mayorías cada vez más explotadas y denigradas por sus nuevos verdugos: LOS REVOLUCIONARIOS ARREPENTIDOS

Culiacán, Sinaloa, otoño de 2009

Antony Peper

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