miércoles, 11 de noviembre de 2009





CUANDO EL DISCURSO DE LA UNIDAD ES ESPURIO


Es una unidad verdadera aquella que une en yugo desigual lo que es justo de lo injusto, la verdad con la mentira, o el agua con el aceite?




Hoy en día, en aras de esa pretendida unidad, se han signado alianzas de todo tipo en muchos ámbitos de la vida social, económica, política y académica.

Ésta unidad se ha convertido en el gran pretexto para que a través de discursos mediáticos se intente hacer creer en las bondades de la globalización y su filosofía neoliberal, sin la cual se dice no será posible el gran salto hacia el progreso económico de la humanidad o de la acreditación y certificación de los programas educativos de las instituciones educativas.

En éste tenor, vivales y rufianes de toda ralea arengan a propios y extraños a que se entreguen a la unidad y a la globalización, arguyendo que cuando las multitudes vean PLANILLAS UNICAS O CANDIDATOS DE UNIDAD, los incrédulos irredentos se entregarán también a la UNIDAD.

Unos le llaman, unidad humanista, otros unidad democrática..., sin embargo, llámese como se le llame, en la práctica no es más que una UNIDAD ESPURIA.

Al leerme, quizás piensen que estoy en contra de la unidad, sin embargo, nada hay mas alejado de esa posible percepción, pues en verdad que creo profundamente en la UNIDAD. Pero… en la UNIDAD en la que creo es..., en la UNIDAD DIALECTICA..., esa que nos habla de la UNIDAD Y LUCHA DE CONTRARIOS, en esa UNIDAD que genera los verdaderos CAMBIOS CUALITATIVOS; no en la unidad que simula cambiar para que todo siga permaneciendo igual.

Ambas UNIDADES, guardan una abismal diferencia. Así como el padre lucha por la unidad de sus hijos, sangre de su sangre..., así el hombre y la mujer deben luchar por la unidad de los hombres y mujeres que comparten sus mismos ideales. Es decir, que el padre debe ser al hijo, como el hijo debe ser al padre..., o lo que es lo mismo, lo que un dirigente de un partido es lo que un militante del mismo partido debe ser.

Buscar la unidad, en otro sentido es espurio. La verdadera UNIDAD se ve en la práctica..., es ahí donde los incrédulos irredentos ven la VERDAD del discurso, cuando se demuestra la congruencia de lo que se piensa, se dice y lo que e dice se hace.

Podemos estar pronunciando mil discursos durante toda nuestra vida sobre la UNIDAD, pero eso poco o nada será, sí en nuestras prácticas no se demuestra la verdad de nuestras reales intenciones.

Sí mi ideología es o digo que es revolucionaria o democrática y no guardo y practico los principios doctrinarios correspondientes, eso simple y sencillamente demuestra que soy un mentiroso y un pillo de siete suelas...,  que sólo pretendo beneficiarme con la UNIDAD, unciendo el yugo en la cérvix de los miembros más débiles, ya sean estos de mi smismo grupo de o de otros grupos más débiles..., sirviéndome de ellos y haciéndolos que trabajen para mis propios fines.

Aquél que dice..., “yo le conozco, es un corrupto y un simulador…”, pero no hace nada, demuestra en los hechos que es un digno representante de su unidad espuria, al demostrar que la verdad no está en él.

La verdadera unidad sólo existe..., cuando los que la integran, guardan los principios doctrinarios o ideológicos, sean unos o sean otros. Los de izquierda con los de izquierda, los democráticos con los democráticos, los revolucionarios con los revolucionarios, los reaccionarios con los reaccionarios, etc..., porque en todos los casos se demuestra la verdad y guardan su propios principios y esencia vital.

Cuando hablamos de UNIDAD VERDADERA, la que es fruto y consecuencia de andar con la verdad, debemos admitir que la misma es un hecho irrevocable, existente desde el mismo momento en que la invocamos..., por lo que únicamente es menester luchar por mantener esa unidad...; en caso contrario..., es un hecho irrealizable en la práctica, por lo que debemos luchar porque ésta jamás se de.

Es responsabilidad de los que profesan y guardan una ideología partidista o ideológica, sean demócratas, republicanos, revolucionarios o reformistas, etc..., guardar esa UNIDAD VERDADERA, porque eso los une a personas que ni siquiera se conocen personalmente, pero que se hermanan o unen entre sí, ya sea en la fe, en la ideología o en los principios.

Así como los verdaderos revolucionares hacen llamados para que todos los explotados del mundo se unan, los cristianos hacen los propio, tal y como también lo hacen los globalifílicos, globalifóbicos y demás personan que tienen las mismas creencias u opiniones..., hacer lo contrario, nos retrata en toda nuestra falsedad como miembros de una agrupación o partido político.

Hacer llamados a la UNIDAD para sacar CANDIDATOS DE UNIDAD O DE PLANILLAS DE UNIDAD, es peligroso, tanto como esperar que seguramente, quien encabece dicha unidad, sea seguramente el más falso de los profetas, la ramera que más tenga que ofrecer o el más maquiavélico de los promotores de la falsa unidad.

La UNIDAD... es un hecho, en un grupo que está o fue constituido bajo principios y objetivos comunes..., por lo que sólo en éste caso es verdad que se trabaja por una unidad genuina; cosa contraria sucede, cuándo se busca la unidad entre grupos distintos que sólo buscan el poder o el reparto del poder entre los dirigentes de cada uno de los grupos que integran esa unidad.

Esto último..., es algo y improcedente y espurio. Por otro lado, no se pude unir, lo que de suyo por su propia naturaleza nació y se desarrollo separado. Es decir, no podemos unir al justo con el pecador; a los incrédulos con los que profesan alguna creencia; a la injusticia con la injusticia; a la luz con las tinieblas; al borracho o ladrón; con el que no lo es. Separados nacieron..., separados deben continuar..., pretender lo contrario es una falasia y una falcedad.

Sí creemos o hacemos algo distinto, cómo es posible que podamos pretender caminar en unidad..., sin dobleces o medias tintas o verdades a medias, sin mentiras o fingimientos.

La UNIDAD VERDADERA requiere como principios básicos RESPONSABILIDAD, HONESTIDAD y HONRADEZ, pues no se vale traer la biblia bajo el brazo y actuar indignamente a escondidas como una ramera..., porque ello a la postre..., en lugar de unir a los desiguales, separa a los iguales.

Cuando los miembros de un partido o de de un grupo intenta buscar la unidad con otros grupos o partidos diferentes..., que profesan doctrinas y prácticas diferentes que son irreconciliables, sólo se consigue que los miembros de esos grupos o partidos que son diferentes, terminen por separarse definitivamente.

Hoy día..., en este mundo globalizado, es atractivo escuchar el término de UNIDAD..., de ello se valen los vivales sin escrúpulos, que sólo ansían el poder para sí mismos o para sus propios grupos..., para lucrar con los llamados que hacen al amor universal..., a la fraternidad y la vida en unidad de todos los humanos, sin importar sexo, religión, creencias, etc.

Amor y unidad entre los seres humanos, sin verdad..., es corrupción..., falsedad..., hipocresía..., sometimiento; de eso se valen los pillos, para lucrar con el dolor ajeno o con los sentimientos de las personas.

Ponerse de acuerdo y trabajar a cualquier precio, es rechazar los valores..., y sin valores no hay esperanza para la humanidad o para el grupo o partido en cuestión.

Sí en aras de la UNIDAD se debe ceder ante la VERDAD, resulta más benéfico para los partidos y grupos mantenerse separados.

Discrepar entre miembros de un mismo grupo o partido político..., es sano..., porque resultan ser benéficas esas discrepancias sí se tratan con honestidad y de manera abierta... y que se aprueben y consensen dialécticamente, las que sea beneficiosas para el desarrollo de esos mismos grupos o partidos políticos.

Culiacán, Sinaloa, otoño de 2009

ANTONY PEPER

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