miércoles, 17 de noviembre de 2010

JUVENTUD DE HOY: SICARIOS DEL MAÑANA?




QUÉ ESTÁ PASANDO CON LA JUVENTUD DE NUESTROS DIAS?

No sé si éste sea tu caso, pero es cada vez más frecuente que al ver en los medios informativos que crece alarmantemente la violencia resultante del narcotráfico, nos preguntemos asombrados:

QUÉ ESTÁ PASANDO CON LA JUVENTUD DE NUESTROS DIAS?.

Por qué son los jóvenes, los que principalmente se ven involucrados en estos fenómenos, ya sea como ejecutores (sicarios) o como víctimas de la  violencia y la delincuencia organizada.

En algunos casos, rehuimos nuestra responsabilidad culpando a las autoridades de gobierno de tal situación, argumentando que “no hacen nada para frenar la violencia o que las medidas que toman son insuficientes o equivocadas”.

En todas las ciudades o pueblos, sean grandes o no, se está viviendo una ola gigantesca de actos delictivos de diferente índole, sobre todo de los relacionados con el narcotráfico.

En este actual estado de cosas, es necesario reflexionar en torno a lo siguiente:
¿Cómo eduqué a mis hijos o estoy educando a mis nietos?
¿Qué valores inculqué a mis hijos o estoy inculcando a mis nietos?

Sí en nuestros hogares está sucediendo lo siguiente, debemos prender los “focos rojos” y poner manos a la obra:

A tus hijos y nietos tienes que llamarlos varias veces en la mañana para que se vayan a la escuela o trabajo, o lo que es peor, para que los lleves para evitarles la fatiga de que se vayan en camión o tengan que caminar para llegar a ella?.

Se levantan generalmente irritados pues se acuestan muy tarde viendo la tele, jugando videos violentos, hablando o mensajeándose por celular o por las redes sociales de la Internet?.

No se ocupan de que su ropa esté limpia y mucho menos en arreglar su cama, su cuarto o cualquier desperfecto del hogar?.

Tienen los últimos videojuegos del mercado, celulares, computadoras, o se los actualizas rápidamente, para evitar que se irriten o se sientan “menos” que sus amigos o compañeros de clase?.

Idolatran a sus amigos y a los “capos” de la droga, viendo y reclamando los defectos de sus padres o abuelos?.

Se cierran automáticamente ante cualquier manifestación de consejos que tengan que ver con la moral, el honor, las buenas costumbres, religión u otros principios relacionados con su educación, pues lo consideran aburrido, por lo que se marchan dejándote con la “palabra en la boca” diciéndote “ ya va empezar el sermón otra vez”-

Se quejan constantemente porque lo que se les “da” para sus gastos personales, no les alcanza?.

Acostumbras darles todo cuanto te pidan, sin que hayan hecho nada por merecerlo?.

Tienes las sospecha, cuando no la certeza, de que han consumido algún tipo de droga o de que han tenido relaciones sexuales sin protección o de manera irresponsable?.

Cuándo les exiges lo más mínimo en el hogar o en la escuela, inmediatamente te responden que “para eso están ustedes u otras personas”, que “ellos no te pidieron nacer” o que  “es su obligación mantenerme”?.

Sí las respuestas a éstas preguntas son positivas, es que estás tan “jodido” como yo o cualquier vecino, amigo o compañero de trabajo.

La cuestión se agrava, sí vemos cada vez más lejano el día en que hagan su vida independiente de una manera sana y honesta, ya sea porque hayan conseguido graduarse y conseguido algún trabajo honesto y relacionado con su profesión, seguimos manteniéndolos, pagándoles deudas y hasta los partos de sus hijos.

Sí este es el caso y tus dolores de cabeza son cada vez más frecuentes y profundos, conviene hacer un alto en el camino y preguntarnos:

¿Entonces en qué estamos fallando?

Tal vez coincidan con sus hijos o nietos de que los tiempos y las oportunidades son diferentes..., en efecto son circunstancias diferentes las que se están viviendo en la época actual.

En tus épocas de abuelo o padre, era un orgullo ayudar en las tareas del campo si vivías en el medio rural y le ayudabas a tus padres o abuelos a trabajar la tierra o a ordeñar y cuidar el ganado.

Si vivías en las ciudades, era un orgullo ayudar en las tareas de la casa, arreglando el césped o algún desperfecto del hogar.

No te frustrabas por no tener coche, por lustrar los zapatos, por estudiar y tener que trabajar a la vez.

Sí esto era así...,
¿Qué fue lo que pasó?,
¿Qué hicimos mal en nuestras generaciones formadoras de nuevas generaciones de nuestros hijos o nietos?,
¿Porqué si yo obedecía a mis padres o a mis abuelos con una solo mirada de aprobación o desaprobación, mis hijos o nietos no lo hacen?,
¿Porque sí nuestras generaciones ayudaban de buena gana en las labores del hogar, nuestros hijos o nietos no lo hacen?,
¿Porqué sí nuestras generaciones respetaban a las generaciones de adultos, nuestros hijos o nietos no lo hacen?...

La respuesta es clara y contundente: hicimos nuestra una frase mal entendida y peor aplicada:
¡YO NO QUIERO QUE MIS HIJOS PASEN LO MISMO QUE YO: NO QUIERO QUE SUFRAN LAS PENURIAS Y LAS CARENCIAS POR LAS QUE YO PASÉ!…

Nuestros hijos y nietos no conocen la verdadera penuria:

Se criaron en la cultura del desperdicio: agua, comida, luz, ropa, dinero.

Estudian en aulas refrigeradas, con apoyos didácticos que jamás imaginamos, tienen viajes de estudio y de placer por todo el país e incluso por el extranjero.

Sólo tienen que decir: El “dame” y el “cómprame” para que a la menor oportunidad se los concedamos y complazcamos en todo, convirtiéndolos habitantes de una casa con una generosa pensión que incluye todos sus gastos y de la cual no han hecho nada por merecerla.

Sí tu hijo o nieto se casó, es muy probable que ya se haya divorciado o esté a punto de hacerlo de manera “exprés” o que esté punto de casarse con alguien del mismo sexo.

No quieren hacerse cargo de sus obligaciones y responsabilidades, pese que el tiempo de que vuelen con sus propias alas ya ha llegado, por lo que a las primeras carencias o dificultades “avientan la toalla” y regresan al lugar del que piensan que siempre tendrán todo, sin que tengan que realizar ningún esfuerzo, pues todo se lo solucionará “mamá, papá o los abuelos”.

Sin embargo, es conveniente que nos pongamos a pensar que esto no debe continuar siendo así, que debemos ponerle un punto final; tal vez para muchos de nosotros sea mucho más difícil lograr un cambio de mentalidad y de actitud de reorientar el rumbo de nuestros destinos manifiestos o inciertos.

Lo cierto es que para los padres o abuelos jóvenes y  que tienen hijos nietos  pequeños, las cosas pueden cambiar para bien.

Para estos padres o abuelos, aún es tiempo de moldearlos y encaminarlos por la senda del bien:

Edúquenlos con principios sólidamente cimentados, donde la responsabilidad, la gratitud, la honestidad, la solidaridad, el esfuerzo, el amor a la sociedad y a la naturaleza sean las premisas de su vida e familia y comunidad.

Fórmenles el buen hábito de saber ganarse el dinero de manera honrada, la ropa y el calzado de marca, el costo los servicios con los que tienen una estancia más agradable en esa casa en la que han crecido y siempre han estado protegidos.

Como contribución a todo lo recibido, pónganlos los sábados o domingos a lavar los carros, limpiar la casa, que arreglen y ordenen “su cuarto”, que “paguen” simbólicamente por todo lo que gratuitamente reciben, como si fuera el mérito por recibir la especie de “beca” que reciben en el hogar por ser simplemente  un “buen hijo, nieto o estudiante”.

Edúquelos en la cultura del esfuerzo permanente donde nada es gratuito, dónde todo debe de ser ganado para que aprendan a valorar lo que tienen o puedan tener en el futuro.

Las generaciones futuras ( tus hijos y nietos), desde temprana edad, deben aprender a cocinar, lavar, planchar, para que entiendan que las labores domésticas, no son tareas exclusivas del género femenino y aprendan a respetar a las mujeres de su hogar y de la que deben sentirse orgullosos.
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Cuida lo que ven y escuchan en la radio, la televisión o en la internet.

Evítales los videojuegos violentos, el culto a la moda excesiva y todo exceso en los que puedan incurrir.

Revisemos sí los resultados que tenemos fueron producto de haber sido " muy permisivos", o “muy autoritarios”..., sí por habernos dedicado a trabajar tanto, hemos descuidado su educación y el fortalecimiento de los lazos familiares y sociales de nuestros hjos y nietos.

Esta es una tarea fundamental de los padres o abuelos jóvenes, los padres y abuelos viejos pagamos o estamos pagando con sangre, la transición del cambio generacional  que equivocadamente escogimos.

Sin embargo, cada quien debemos tomar lo que nos corresponde hacer, con nuestras propias fortalezas o limitaciones..., aún estamos a tiempo de lograr cambios positivos en nuestras generaciones actuales y futuras.

Hagámonos conscientes de que podemos cambiar esta sociedad violenta, desde los límites de nuestro hogar a través de la reeducación propia y de la de nuestros hijos y nietos…, recordemos que para que los malos (que son los menos) triunfen sólo basta con que los buenos (que son los más) no hagan nada o dejen hacer a los malos.

En tus manos está el cambio…, tu puedes…hazlo...,, aún es tiempo de lograrlo..., todo es cuestión de poner manos a la obra..., acuñándo como frase:

SOY UN JOVEN PRODUCTO DE LA CULTURA DEL ESFUERZO QUE APRENDÍ DE MIS PADRES Y ABUELOS

Culiacán, Sinaloa, invierno de 2010.
Antony Peper

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