miércoles, 6 de abril de 2011

CRISIS EN AMERICA LATINA

Crisis Económica, Política, Social En América Latina

Autor: Roberto Cruz Acosta

Introducción

La presente crisis mundial económica, financiera, alimentaría y ecológica, desatada por la forma irresponsable en que los Estados Unidos ha conducido sus asuntos en los últimos años, golpea con especial fuerza a las naciones más vulnerables.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la crisis económica desatada a nivel global provocará un incremento dramático del número de desempleados, trabajadores pobres y empleos vulnerables para el 2009, tal como recoge su Informe de Tendencias Mundiales del Empleo.

"La cadena parte por el lado más débil", afirma un viejo proverbio con singular pragmatismo. Ninguno de los despedidos es directivo principal ni profesional con privilegios y altos ingresos salariales. A su suerte quedan los que estaban fundamentalmente en las líneas de producción, quienes ganan poco, pero al ser muchos y sumar sus ingresos, el total financiero se hace considerable.

Los que adoptan esas decisiones no tienen jamás en cuenta -porque así se los ha enseñado el sistema- el significado social de esos despidos. En el mundo, año por año, sin existir crisis financiera, aumenta de manera notable el número de personas hambrientas o desnutridas. Al finalizar el 2008, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) dio a conocer que unos 70 millones de seres humanos se incorporaron al ejército de quienes ven cada día los alimentos como una quimera, por lo que la cifra general aumentó a 900 millones, el 15 por ciento de la población mundial.

El calentamiento global, coinciden los expertos, acentúa las dificultades ya existentes como la pobreza y la marginación, al tiempo que exacerba los conflictos por la dominación de los recursos naturales, surgidos por necesidad o egocéntricas ambiciones a lo largo de la historia del hombre. Las futuras décadas, alerta el informe, verán cómo aumentan la escasez de recursos, la degradación del medio ambiente y una creciente alteración climática, perjudicial a niveles nunca antes presenciados en el de cursar de la humanidad.

Las cifras son harto desalentadoras: en los próximos siete años, 250 millones de personas podrían convertirse en "refugiados ambientales". La causa de tan espeluznante vaticinio es el cambio climático, y será uno de los muchos actos al que asistirá la humanidad durante el desarrollo de esta tragedia, urdida entre sequías, inundaciones y escasez de alimentos.

"Cuando hablamos de cambio climático a menudo pensamos en el aumento del nivel del mar y el derretimiento de los glaciares. Pero igual de importante es conocer cómo el incremento en las temperaturas del planeta y la fluctuación en los niveles de precipitación fluvial afectan la distribución de peligrosos patógenos causantes de enfermedades", explican los entendidos.

"La salud de los animales está estrechamente relacionada con los ecosistemas en que viven y el medio ambiente que los rodea. Y cualquier alteración, incluso la más pequeña, trae enormes consecuencias en las enfermedades que pueden padecer y transmitir a medida que el clima cambia", afirma el doctor Steven Sanderson, presidente de la Sociedad de Conservación de la Naturaleza. El cólera, la peste bubónica o la fiebre amarilla, podrían convertirse nuevamente en una pesadilla para la salud humana debido a los efectos del cambio climático.

El precio del petróleo parece cosa de locos. Primero subió desmedidamente y puso a muchos en el mundo con las manos en la cabeza, pues pasó la barrera de los 100 dólares y siguió en ascenso. Ahora resulta que comenzó a bajar de manera estrepitosa y anda por poco más de los 60 dólares el barril.

Ya se habla de que el número de personas que pasan hambre todos los días en el mundo tendrá un incremento inmediato de unos 70 millones, por encima de los 854 millones que viven en esa precaria situación. Sin embargo, de eso nada se dice en los círculos políticos capitalistas y en los medios de comunicación masiva.

El analista geopolítico Ignacio Ramonet considera que "esta enorme crisis financiera internacional que se está extendiendo al conjunto de las plazas bancarias y financieras del mundo, representa un cambio de modelo. Salimos de una era e ingresamos a otra. No es una crisis más. Los mercados conocen desde hace más de dos siglos crisis cíclicas. Y se dice que el capitalismo avanza mediante estas crisis, que se producen más o menos cada diez años. Lo que vemos hoy es una crisis que se produce una vez por siglo. En intensidad es semejante a la de 1929. Probablemente tendrá graves consecuencias sociales en la economía real".

La crisis del capitalismo es integral y no podemos verla solamente en algunos renglones. Abarca la crisis financiera, la crisis del sector alimentario (subida de precio de los alimentos), la crisis energética (alza en el precio del petróleo, conversión de alimentos en biocombustibles), la crisis ecológica (contaminación del planeta), la crisis de la agresiva política exterior imperialista, la crisis ideológica, la crisis moral, la crisis de gobernabilidad.

Es evidente que la crisis afecta a la economía global y no solamente a los EEUU. Como reflexionó el líder de la revolución cubana Fidel Castro: "...nos hallamos ante una crisis general capitalista, la primera de una magnitud comparable a la que estallara en 1929 y a la llamada ‘Larga Depresión' de 1873-1896. Una crisis integral, civilizacional, multidimensional, cuya duración, profundidad y alcances geográficos seguramente habrán de ser de mayor envergadura que las que le precedieron…¨

La crisis de Wall Street está impactando en América latina. La región que logró crecer gracias a cambios en sus políticas y condiciones económicas favorables un 6.1% en el 2004, 4.8% en el 2005, 5.6% en el 2006 y 5.7% en el 2007 crecerá en el 2008 no más de un 4.5%, y en el 2009, según los pronósticos, menos de un 2.5%.

Según Bernardo Kliksberg, Asesor Principal PNUD para América Latina, en su columna "Qué piensa América latina sobre la crisis global", la crisis internacional encuentra a una América latina en donde pese a los progresos económicos la reducción de la pobreza y las desigualdades ha sido lenta.

América Latina y el Caribe continúan vulnerables a los choques externos y se encuentran en situación de incertidumbre ante el nuevo escenario, fundamentalmente en lo que concierne a la seguridad alimentaria de las poblaciones, según afirma la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en información publicada por Adital.

El alza del precio de los alimentos elevó a 51 millones el número de personas con hambre en 2007. La FAO estima que, en 2008, ese número es aún mayor. Los más afectados por la crisis son los niños y las minorías, como afrodescendientes e indígenas. En familias indígenas pobres de Bolivia y Perú, la desnutrición crónica aflige, respectivamente, al 44% y 50% de la población.

Desarrollo:

Según Marx, las crisis del capitalismo se reflejarían en un desplome de los beneficios, una mayor conflictividad entre trabajadores y empresarios e importantes depresiones económicas. El resultado de esta lucha de clases culminaría en la revolución y en el avance hacia, en primer lugar, el socialismo, para al fin avanzar hacia la implantación gradual del comunismo. En una primera etapa todavía sería necesario tener un Estado que eliminara la resistencia de los capitalistas. Cada trabajador sería remunerado en función de su aportación a la sociedad. Cuando se implantara el comunismo, el Estado, cuyo objetivo principal consiste en oprimir a las clases sociales, desaparecería, y cada individuo percibiría, en ese porvenir utópico, en razón de sus necesidades.

Marx creía que el sistema capitalista desaparecería debido a que su tendencia a acumular la riqueza en unas pocas manos provocaría crecientes crisis debidas al exceso de oferta y a un progresivo aumento del desempleo. Para Marx, la contradicción entre los adelantos tecnológicos, y el consiguiente aumento de la eficacia productiva y la reducción del poder adquisitivo que impediría adquirir las cantidades adicionales de productos, sería la causa del hundimiento del capitalismo.

De los tiempos en que Marx estudio la sociedad capitalista hasta nuestros días, muchas cosas han cambiado, pero la esencia del capitalismo se mantiene en su fase tardía, sus rasgos esenciales siguen siendo la propiedad privada, la explotación del hombre por el hombre, el egoísmo, el predominio de la ley de la ganancia, la violencia económica y las guerras.

Se han sucedido 23 crisis productivas de tipo industrial y comercial desde que se inauguró la etapa moderna del capitalismo industrial desde 1825, con un promedio de 7.7 años por ciclo; algunas crisis realmente graves, por su magnitud, amplitud y por las consecuencias económicas y sociales desastrosas - han sido muy significativas en la historia del capitalismo, como la que empezó en 1873 o la clásica del siglo XX, en la década de los treinta, que empezó como crisis bursátil y se convirtió en depresión económica. Las contradicciones económicas y sociales del sistema y una de sus expresiones, las crisis, no han conducido a su destrucción generalizada, a su derrumbe; con excepciones, en que conjuntamente con otras condiciones de tipo político y social, derivaron en un cambio de sistema económico y político, la mayoría han tenido el mismo efecto, el de sanear, por medio de la reestructuración, al sistema para proseguir su desarrollo.¿Por qué se originan? Porque los capitalistas, para compensar la caída de la tasa de ganancia, comienzan a sacar su dinero de la producción, para meterlo en la especulación.

La crisis financiera alcanzó proporciones históricas con la nacionalización de Fannie Mae y Freddie Mac, los dos gigantes del mercado de los bonos hipotecarios, en lo que se trata acaso de la mayor intervención directa del Estado en la economía de EEUU.El colapso de Fannie Mae y Freddy Mac ilustra que la teoría no siempre corresponde a la práctica, que los beneficios intangibles del estado son difíciles de cuantificar y la infinita ventaja de la lógica sobre los dogmas ideológicos.

Por muchos años los propulsores del capitalismo pregonaron la sacrosantidad de la propiedad privada y que la única manera válida de producir riqueza era por medio del laissez faire (la inversión privada sin ningún tipo de intervención estatal). De acuerdo a las creencias capitalistas, los beneficios de las hazañas de los empresarios llegarían por goteo a todos los estratos sociales. Arguían los teóricos que si un empresario no se ceñía a los rigores de las leyes de la oferta y la demanda, la mano peluda e invisible del mercado se encargaría de castigarlos con ignominiosos resultados. Este equivalente dogmático a la ley de la selva se intensificó durante la guerra fría, cuando el individualismo y la ausencia de intervención estatal en la economía se consideraban el paradigma de superioridad moral del capitalismo sobre las economías centralizadas de los países socialistas de entonces que colectivizaban las pérdidas y ganancias de la sociedad entera.

El reconocimiento oficial de la ruptura del dogma capitalista es significativo por dos razones fundamentales. La primera porque evidencia que al igual que su contraparte ideológico, nunca existió en la práctica. En retrospectiva, es por demás obvio que los principios teoréticos del capitalismo fueron repetida y continuadamente violados por subsidios, cuotas, aranceles, monopolios, manipulación de la oferta y la demanda, privilegios, intervención estatal disfrazada de otras cosas y la omnipresente corrupción. Contrario a lo que se podría creer, y de manera menos obvia, las pérdidas de los individuos casi siempre fueron socializadas tal y como ocurrió en los países socialistas. Queda esperar entonces que la muerte certificada del comunismo y del capitalismo poco a poco habrá de abrirle las puertas a la lógica, al sentido común y a la solidaridad.

Las políticas neoliberales en América Latina

Los resultados electorales producidos en estos años en América Latina son un pronunciamiento popular por cambios frente a una aguda crisis que se ha descargado sobre millones de latinoamericanos, que han soportado por cerca de 30 años la aplicación de los dogmas neoliberales impulsados por EE UU y por gobiernos títeres en la región.

Los triunfos de Evo Morales, Lula da Silva, Tabaré Vásquez, Daniel Ortega, y el de Rafael Correa en Ecuador y las significativas votaciones recibidas por organizaciones políticas como el Polo Democrático en Colombia; PODEMOS, en Chile; Ollanta Humala, en Perú; López Obrador en México, entre otros, son expresiones del anhelo de cambios que existe en los pueblos, y constituyen un rotundo rechazo al neoliberalismo.

Los cambios producidos en la región en la que se desarrollan las posiciones nacionalistas, patrióticas, democráticas, que buscan reformas en la mayoría de casos y entre los que se demandan cambios profundos y radicales, constituye una respuesta al fracaso del neoliberalismo, a la dependencia que ha depredado nuestros recursos naturales y que le ha llevado a los pueblos latinoamericanos a vivir en las condiciones más extremas de pobreza, a vivir en una de las regiones más injustas del planeta, donde la corrupción es la característica principal de la mayoría de gobiernos y es el eje de las ganancias de las transnacionales imperialistas.

"Insisto en la idea de que América Latina no está viviendo una época de cambios, sino un cambio de época. Si usted compara la América Latina de hoy, sus gobernantes, sus líderes con la América Latina de hace 10 años, la diferencia es enorme. Acuérdese de la América Latina de los Menem, de los Color de Mello, de Fujimori, de los Jorgito Endara en Panamá... hoy tenemos gobiernos más autónomos, más soberanos, más progresistas; los gobiernos neoliberales se derrumbaron como castillos de naipes, por ahí sobreviven unos que otros, pero en general ha habido muchas victorias sucesivas de gobiernos de izquierda".Entrevista exclusiva del Presidente de Ecuador a Granma lunes 12 de enero de 2009

El derrumbe del socialismo soviético, la entrada en el mundo unipolar y en el capitalismo neoliberal volvieron innecesarias para los Estados Unidos las dictaduras militares, ya desgastadas por las luchas políticas y armadas de nuestros pueblos y riesgosas para la estabilidad de la dominación imperial, como lo habían demostrado en su momento la Revolución Cubana y la Revolución Sandinista.

Washington hizo entonces un giro de su estrategia en América Latina y el Caribe, hacia la promoción de gobiernos civiles surgidos de elecciones "democráticas". No buscaba favorecer el ascenso revolucionario a los gobiernos, sino sustituir una forma de dominación que se había vuelto riesgosa por otra más segura, para la implantación del capitalismo neo-liberal, su globalización y su hegemonía militar. Este giro inauguró arrebatándole el poder a la Revolución Sandinista por vía electoral y favoreciendo la solución política negociada del conflicto armado salvadoreño, después de la gran ofensiva militar del FMLN en noviembre y diciembre del año 1989. Chile, Uruguay, Brasil, Perú, Bolivia, Argentina, fueron también escenarios de la resistencia popular, incluso armada, contra las dictaduras militares que desembocaron en salidas electorales.

Los triunfos electorales de la izquierda latinoamericana no son resultado exclusivo de factores positivos o negativos las conquistas arrancadas a la burguesía por los movimientos obreros, socialistas, las reformas políticas que la propia burguesía necesitaba realizar en función de los cambios. Las luchas de resistencia al neoliberalismo, al pasar de la lucha social a la política, han forjado una nueva estrategia para la izquierda del continente. Los movimientos sociales en América Latina han tenido una actitud desigual ante la política institucional. ¿Cuál es su perspectiva sobre la relación entre ellos y los gobiernos progresistas? –Los movimientos populares son los grandes protagonistas de la resistencia al neoliberalismo. A partir de un momento se planteó el tema de la hegemonía. Y allí, muchos movimientos no estaban preparados para enfrentar este reto.

No se puede movilizar a la gente todo el tiempo. Cuando los movimientos sociales no logran constituirse en fuerza política, si no establecen nuevas formas de relación entre la esfera social y la esfera política, pierden la posibilidad de poseer capacidad hegemónica. En América Latina hay simultáneamente una crisis de hegemonía y una crisis teórica. Muchas de las viejas categorías con las que pensaba la izquierda tradicional no sirven para analizar la nueva realidad.

El socialismo en el siglo XXI

El capitalismo, por más crisis que tenga, no morirá por si sólo. Tenemos que darle el golpe de gracia. Es necesaria la expropiación de la burguesía para poder construir la nueva sociedad.

¿Hacia dónde apunta el debate sobre el socialismo en el siglo XXI? ¿Hacia la construcción de un modelo diferente? ¿Hacia la recuperación de conceptos que habían quedado en desuso para reflejar realidades que no le corresponden? –Corresponde a la necesidad de definir una etapa histórica. Las antiguas estrategias de reformas promovidas por las izquierdas han quedado atrás. También la de la guerra de guerrillas. Las luchas de resistencia al neoliberalismo, al pasar de la lucha social a la política, han forjado una nueva estrategia para la izquierda del continente.

El socialismo busca la igualdad social sobre todo: igualdad de ingresos, escuelas y hospitales; igualdad entre clases y dentro de clases. Sin igualdad social, todo lo dicho sobre diversidad, dignidad y respecto no tiene sentido. Los capitalistas también apoyan la diversidad, siempre y cuando no afecte a sus beneficios y riquezas.

Los estados socialistas del siglo XX crearon con éxito sistemas de salud, educación y seguridad eficientes al servicio de la mayoría de los trabajadores. La mayoría de los estados socialistas eliminó el control extranjero y la explotación de recursos naturales y en algunos casos se desarrollaron diversas economías industriales. En general el nivel de vida aumentó, el crimen descendió, los empleos, pensiones y bienestar fueron asegurados.

Hugo Chávez expresó :

"Hemos asumido el compromiso de dirigir la Revolución Bolivariana hacia el socialismo y contribuir a la senda del socialismo, un socialismo del siglo XXI que se basa en la solidaridad, en la fraternidad, en el amor, en la libertad y en la igualdad" en un discurso a mediados de 2006. Además, este socialismo no está predefinido. Más bien, dijo Chávez "debemos transformar el modo de capital y avanzar hacia un nuevo socialismo que se debe construir cada día".A su juicio por las condiciones presentes en el actual mundo globalizado, esta transición será bastante prolongada. Dentro de este concepto sería definitivamente el socialismo el camino a seguir, contrario al neoliberalismo.

Los socialistas apoyan que los ingresos y propiedades se distribuyan equitativamente entre todos los trabajadores, blancos y negros, desde granjeros indios hasta trabajadores urbanos, hombres y mujeres, viejos y jóvenes. No hay dignidad si se es pobre y se está siendo explotado; la dignidad se consigue luchando y alcanzando los objetivos socialistas de igualdad social y el aumento de los estándares de vida.

Golpes militares:

Cuando ya estaba a punto de concluir este trabajo, nos sorprende una noticia que pensábamos era parte del pasado pero sin lugar a dudas estaba ocupando un espacio especial en nuestro continente. El golpe de estado en Honduras es solo un aviso a los pueblos que si no logran la unidad política, el control económico. Las oligarquías comenzaran una escalada en la que pondrán en tela de juicio la organización del pueblo en el poder.

Vivimos momentos decisivos de nuestra historia.Que bajo la dirección del Partido Proletario es necesario estructurar un poderoso ejército popular, núcleo de acero de las fuerzas revolucionarias, que desarrollándose de lo pequeño a lo grande, íntimamente unido a las masas y alimentado por ellas, se erija en impenetrable muro donde se estrellen todos los intentos militares de los reaccionarios.

Si registramos los últimos 16 años, se conocieron 10 cuartelazos: En Argentina, el de Semana Santa de 1986, luego el del 3 de diciembre de 1990. En Panamá hubo otro el 5 de diciembre de 1990. En Perú ocurrió otro en mayo de ese mismo año.

En Venezuela ocurrieron tres golpes: el del 4 de febrero de1991, en seguida el del 27 de noviembre de 1992, y diez años después conocimos uno de signo contrario: el golpe pro yanqui del 11 de abril de 2002.

En Haití hubo dos asonadas, uno en 1992 y otro en 1994, mientras que en Paraguay conocimos dos, uno en 1995 y otro en 1999.

El país donde se registraron más golpes de estado en el siglo XX es Bolivia: 56, desde el golpe a Salamanca en 1934, en plena Guerra del Chaco hasta 1985. Le sigue Guatemala, con 36 golpes, desde 1944.Perú, con 31, Panamá, con 24 (aquí se registra el que fue, posiblemente, el primero de este siglo en América latina, porque ocurrió en 1902, cuando los miembros de la Compañía que construía el Canal, se alzaron en armas, ocuparon el Palacio de gobierno y se separaron de Colombia, en acuerdo con los enviados de Rossevelt.

En Ecuador se cuentan 23 asonadas. Cuba tuvo 17 hasta 1958, Haití, 16 hasta 1995. Santo Domingo, 16, Brasil, apenas 10 golpes típicamente latinoamericanos. Chile, sólo tuvo 9, Argentina, con 8 desde el golpe contra Hipólito Irigoyen en 1930 hasta el último del coronel Mohamed Seineldín en diciembre de 1991.

Sin embargo, entre 1959 y 1969, Argentina conoció una treintena de planteos militares, México vivió sólo un golpe militar típicamente putchista, en 1929.En Venezuela sucedieron 12 golpes desde 1908 hasta noviembre de 2002.En Colombia hubo apenas 8 golpes.

El caso de Honduras muestra que hoy se habla otro lenguaje político y nadie puede invocar ni saludar alegremente un golpe anticonstitucional. Pero muestra también que patéticamente, más allá del repudio de los distintos gobiernos, los pueblos siguen estando indefensos frente a los poderes de hecho: unos cuantos tanques de guerra puestos en algunas ciudades, el corte de energía y una buena campaña mediática siguen siendo muy difícil, cuando no imposible, de enfrentar por las grandes mayorías populares.

A través de su base militar en Honduras los agentes de la inteligencia militar del Pentágono mantienen estrechos contactos tanto para llevar a cabo las políticas como para seguir la pista de todos los movimientos políticos por parte de todos los actores políticos. Como Honduras está tan fuertemente militarizada ha servido de importante base para la intervención militar estadounidense en la región: en 1954 se lanzó desde Honduras el golpe con éxito respaldado por Estados Unidos contra el presidente guatemalteco elegido democráticamente. En 1960 se lanzó desde Honduras la invasión del exilio cubano orquestada por Estados Unidos. Desde 1981 a 1989 Estados Unidos financió y adiestró a más de 20.000 mercenarios de la ‘contra' en Honduras que integraban el ejército de escuadrones de la muerte para atacar al gobierno sandinista nicaragüense elegido democráticamente.

El golpe en Honduras respaldado por Estados Unidos demuestra que, a diferencia de la década de 1980, cuando el presidente Ronald Reagan invadió Granada y el presidente George Bush (padre) invadió Panamá, la situación y el perfil político de América Latina (y del resto del mundo) han cambiado drásticamente. A través de su apoyo al golpe militar, Washington recuerda a todos los países de América Latina que Estados Unidos todavía tiene capacidad para aplicar sus políticas a través de las elites militares latinoamericanas, ya ha reafirmado el aislamiento político y diplomático estadounidense en el Hemisferio. El régimen de Obama es el único de los países importantes que ha mantenido a su embajador en Honduras, el único país que se niega a considerar el golpe militar como un "golpe", y el único que mantiene la ayuda económica y militar.

Conclusiones:

La cuestión real no es si América Latina se ha movido hacia la izquierda sino qué tan a la izquierda se ha movido. La mayoría de los gobiernos latinoamericanos, de una u otra manera han buscado distanciarse de Estados Unidos en un grado o en otro. El poderío estadounidense en el sistema-mundo, y en particular la preocupación de Estados Unidos por las guerras que viene perdiendo en Medio Oriente, le han secado la energía política con la que previamente se movía decididamente en América Latina. Perdió el candidato apoyado por Estados Unidos, lo cual nunca había ocurrido en la historia de la OEA.

El poder de los movimientos indígenas por toda América Latina –sobre todo en México, Ecuador, Bolivia, y Centroamérica. Las poblaciones indígenas de todo el continente han sido los actores más oprimidos de la población.Pero ahora tenemos a un presidente indígena en Bolivia, que representa una revolución social genuina. La fuerza de estos movimientos en la zona andina y en las áreas mayas de México y Centroamérica ha sido un factor importante.

Los gobiernos de derecha, aliados de Washington, que desempeñan un papel activo en la región y ocupan una posición estratégica: son los de Álvaro Uribe en Colombia, Alan García en Perú y Felipe Calderón en México. Hallamos presuntos gobiernos «de izquierda» que apoyan a la burguesía nacional o regional en sus proyectos: Brasil, Uruguay, Chile, y el gobierno de Cristina Fernández Kirchner, favorece al gran capital, maquillada con algunas medidas de asistencia social. Algunos de estos gobiernos intentan mejorar sus relaciones con Washington, con el establecimiento de acuerdos de libre comercio con Estados Unidos. Chile firmó uno y Lula, en Brasil, también busca un acuerdo con Washington en torno a una serie de asuntos políticos. Venezuela, Bolivia y Ecuador, que se enfrentan con la oposición activa de importantes sectores de la clase capitalista local y de Washington. Las grandes movilizaciones populares son un factor decisivo en la existencia y supervivencia de los gobiernos populares.

¿Habrá alguna reacción de las fuerzas de la derecha? Sin duda las habrá. En América Latina vemos el intento de golpes de estados, 12 de abril de 2002, golpe de Estado para derrocar a Hugo Chávez. El reciente intento de asesinato del Presidente Chávez en el Zulia, en el cual el sicario logró escapar a Colombia, al igual que la participación de militares chilenos en reuniones de los conspiradores bolivianos, evidencia este escenario.

Cuando los movimientos de izquierda llegan al gobierno no tienen el poder, un partido de izquierda llega al gobierno, pero no al poder, porque el poder económico, está en manos de la clase capitalista (grupos financieros, industriales, agrupaciones de bancos, medios de comunicación, de comercio, etc.). Esta clase capitalista tiene el poder económico. Además tiene el Estado, el aparato de la justicia, los ministerios de Economía y finanzas. Esta clase controla los medios de comunicación. La presión de las bases es vital para convencer a un gobierno de izquierda de profundizar el proceso de cambios estructurales a favor de una redistribución radical de la riqueza a favor de las y los que la producen.

Las condiciones para avanzar en la lucha antiimperialista de unir a los pueblos de América Latina, para enfrentar a EEUU y sus políticas colonizadoras como el ALCA y el TLC son reales y tenemos que aprovecharlas. Debemos denunciar la política de agresión y saqueo del imperialismo norteamericano a los pueblos de América Latina y del mundo; para generar una mayor conciencia anti-imperialista. Se debe desarrollar la más amplia unidad de las organizaciones populares y partidos de izquierda, venciendo posiciones sectarias y exclusivistas, poniendo al centro de debate en todos los niveles, impulsando el proyecto emancipador de los trabajadores de los pueblos. El cambio sólo es producto de las movilizaciones sociales. Sólo los gobiernos surgidos de la lucha de los trabajadores y campesinos pobres de nuestro continente podrán garantizar verdaderos cambios sociales. A esto le teme la burguesía.

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