martes, 27 de septiembre de 2011

VIOLENCIA INTRAAMILIAR EN SINALOA

VIOLENCIA INTRAFAMILIAR ESPECIAL
Vive un infierno en su propio hogar.
Durante más de 15 años, María soportó la violencia física, verbal y sicológica que su marido y verdugo la hacia sufrir día con día.
Nancy López CULIACÁN.-
http://www.noroeste.com.mx/publicaciones.php?id=721952&id_seccion=10



"Óyelo muy bien hija de tu pu... madre, tú nunca, nunca vas a ser feliz con nadie y te lo puedo asegurar, nunca vas a ser feliz con nadie y mírame bien a los ojos cuando te lo digo", esas fueron las palabras que hicieron que María decidiera de una vez por todas abandonar al hombre que durante 15 años fue su verdugo, esa tarde lo escucho por última vez, antes de iniciar una nueva vida.

En Sinaloa la violencia intrafamiliar muestra un desprendimiento social desde la base, la familia es hoy en día el lugar principal formador de valores y estos están en deterioro debido a las situaciones que se presentan en el estado.

Durante el 2010 el Consejo Estatal para la Prevención y Atención de la Violencia Intrafamiliar mostró un total de 7 mil 565 llamadas a la Línea de Emergencias, de las cuales el 40 por ciento pertenecían a violencia de Alto Riesgo.

En lo que va del 2011 las cifras de las denuncias a esta línea han aumentado un 46.7 por ciento, con 6 mil 175 llamadas del primero de enero al 22 de septiembre.

Quince años fueron los que María vivió bajo el mismo techo que su castigador, su vigilante, su martirizador.

Teniendo tan sólo 17 años cuando al conocerlo ella quedó deslumbrada con la experiencia y protección que un joven de 19 años le podía ofrecer, desde un principio supo de sus adicciones, ella pensó que al estar juntos él cambiaría.

"Desde que éramos novios (me violentaba), tenía yo unos 17 años, pero no era violencia en sí.

Desde el principio yo supe que él era alcohólico; nunca me violentó cuando éramos novios, es sólo que el sufría de alcoholismo y consumía drogas", señala.

Recuerda que al llevar una relación de noviazgo, la primera y la única que había tenido, él, su victimario, le prometió que cuando se casaran dejaría atrás los vicios que se habían apodero de su vida y de la de ella, él le decía que sólo lo hacia porque era joven y sin responsabilidades; María, al ser tan ingenua, se lo creyó.

Hoy en día, el alcohol y las drogas predominan entre el 15 y el 20 por ciento de los casos respecto a la primera sustancia mencionada y en cuanto a la segunda el índice de estadísticas muestran una prevalencia entre el 10 y el 15 por ciento de las denuncias realizadas.

En 2010, de los 7 mil 565 llamados de auxilio se encontró que en 2 mil 906 casos estaba implicado el alcohol, mientras que en lo que va de 2011 la cifra está casi a la par con 2 mil 270.

Las drogas mayormente usadas bajo las cuales se encuentran los victimarios influenciados al momento de infringir violencia a sus esposas, mujeres o novias, son en primer lugar el cristal, mariguana, cocaína, crack, entre otras.

Para María, las promesas eran parte de su día a día, cada decepción sumaba una promesa más a la pila que ya tenia acumulada dentro de su cabeza; menciona que fue con eso con lo que se dio por vencida y el enamoramiento fue creciendo y haciéndose más fuerte, ella lo amaba y lo amaba de verdad.

Tras un año y medio de noviazgo, María se fue con él, su vida juntos había iniciado y al mismo tiempo el infierno al que ella misma se condenó, pero del cual asegura, no se arrepiente haber vivido, ya que lo que le pasó por una década y media le sirve hoy para ver su vida de otra manera y con ojos diferentes.

"Sabiendo todo, de todas formas yo me fui con él y empezamos una vida juntos pero llena de violencia desde el principio, siendo novios me chantajeaba porque yo no quería que nos casáramos, yo quería seguir estudiando y soltera, pero él me chantajeaba", afirma.

Los golpes iniciaron justo después de esto, casi nunca se notaban, sabía muy bien en que lugares poner sus manos y causar daño.

Cuenta que las pocas veces que él dejó marcas visibles en cara y brazos, los pretextos infalibles, pero que muy pocos creían eran "me golpeé con una puerta", "me caí de la cama" o "me tropecé" y así, uno para cada ocasión.

El consumo de alcohol y cocaína siguieron, la promesa no había sido cumplida y los reproches que ella hacia públicos no lo tenían muy contento, lo que hacia que le propiciara "una buena" cada noche.

Mientras María sufría un miedo interminable en su propio hogar, su mamá en otra casa vivía preocupada y en contra de este matrimonio, sus padres y demás familiares nunca estuvieron de acuerdo y la tachaban de loca, y si lo estaba, pero de un supuesto amor que ella sentía por él, señala.

"Ellos siempre estuvieron en desacuerdo, pues porque ellos sabían que era alcohólico, mi mamá estuvo en contra totalmente, pero pues, yo parecía que entre más me decían más me enamoraba de él, me encaprichaba, mejor dicho".

De los casos presentados en 2010, Mil 31 de ellos pertenecen a VIF (Violencia IntraFamiliar) de Bajo Riesgo y en ente año alcanzan 805, entre ellos se puede observar conductas como abandono, manipulación de infidelidad, burlas, menosprecio, despojo, humillaciones, predominando entre éstas el chantaje y la violencia verbal.

El amor a base de violencia "Sí puedo asegurar que llegué a sentir mucho amor por él, yo lo amaba, ¿me enfermé?, sí, pero yo también sentía que sí lo quería mucho y a lo mejor no es amor como dicen pero yo sentía que sí lo amaba con todo mi corazón", dijo María.

Ella nunca había tenido un noviazgo antes de él, su experiencia era nula y sintiéndose ella la mujer menos querida y con menos valor fue a caer en las manos de este hombre.

Manifestó que la situación que la orilló a estar junto a él y aceptar ser su novia a pesar de que ya sabía lo que le esperaba fue el hecho de que dos años antes, a los 15, la dejó marcada lo que ella creyó una violación por parte del novio de su mejor amiga.

En ese tiempo ella pensó que había sido violada, pero fue unos años más tarde que se dio cuenta que había sido víctima de un ultraje y no de la violación sexual en sí, pero esto no fue poco para ella y la hizo sentir por muchos años como la peor niña y después como la peor mujer.

"Después de esto lo conocí a él y como no sabía de relaciones de pareja me ilusioné mucho, me enamoré perdidamente... al casarnos él quería seguir con su vida de soltero, quería seguir de parranda y yo no quería estar ahí y esto fue desde el tercer día", recuerda.

La violencia se volvió cada día peor, ella no era feliz pero el amor que le tenía la mantenía a su lado sin importar lo que pasara, ya no importaba si las promesas llegarían a ser realidad.

"Lo que yo recuerdo de mi vida con él es que yo siempre viví con un sobresalto siempre, siempre, porque era de que tomaba y me lastimaba con palabras, a lo mejor no siempre eran golpes, no me dejaba moreteada porque se cuidaba mucho porque él sabia que si me dejaba un morete o algo yo iba a demandarlo", señala.

En VIF de Riesgo Medio en 2010 se presentaron Mil 205 casos, actualmente de enero al 22 de septiembre se han contabilizado Mil 91, en estos la violencia pasa a los golpes ocasionales, al acoso, amenazas de suicidio , rapto de uno o de los hijos, se niega a aceptar la separación, entre otras conductas.

María era de la idea de que si los golpes no se notaban tampoco los notaban los demás, sin darse cuenta de que años y años almacenando culpa, sufrimiento, llanto y coraje resultarían en situaciones aún peores en el futuro.

Cuenta que al salir embarazada de su primer hijo él cambio un poco, ya no bebía igual y el uso de drogas había disminuido, la trataba mejor y se hacía responsable de su familia que estaba por crecer.

Ella ilusionada creía que todo cambiaría para bien y que la llegada del hijo era lo que se necesitaba y así lo fue por unos meses, después todo regreso a su "normalidad".

Al tener ya a sus dos hijos la situación era la misma, recuerda que algo que nunca hizo fue golpearla frente a ellos, pero a pesar de eso el daño que tanto ella como su marido causaron a sus hijos fue demasiado y lamenta que aun hoy se lo tengan que reprochar.

"Me querían separar de él pero yo estaba tan loca, estaba ciega, sorda, no escuchaba razones y era tanta mi codependencia que decía yo 'es que va a cambiar', pero siguió la violencia y se vieron involucrados mis hijos".

Con el dolor y miedo en sus ojos, María expresó que cada vez que sus hijos iban a la escuela sentía un miedo incontenible, su verdugo sabía que no podía tocarla frente a ellos, eso le preocupaba, pero al verse sola en casa el momento era más que preciso para mostrar su rabia. La VIF de Alto Riesgo presenta un aumento en los últimos dos años, en 2010 el 40 por ciento de los casos pertenecieron a esta parte y en lo que va de 2011 el 26.4 por ciento estan dentro de los focos rojos, las carteristas pueden ser uso de alcohol y drogas, violación sexual, heridas físicas, amenaza de muerte, entre otras.

Mantiene su frente en alto María aseguró que el día que se dio cuenta de que su marido no cambiaría fue después de 9 años de vivir a su lado aguantando los golpes, los gritos y las groserías que día con día se hacía presentes.

"Mi vida fue llena siempre de miedo, inseguridad, incertidumbre, no tuve nunca paz, nada de paz, todo el tiempo sobresaltada y asustada", señala.

Recuerda que en ocasiones le mencionada a él, a su marido que iba a llegar el día que lo dejaría de amar y ese día no iba a dejar que la siguiera maltratando.

Poco a poco María fue perdiéndole el amor y fue ahí cuando empezó a buscar ayuda, para él y su alcoholismo y no para la violencia que sufría porque aún tenía la esperanza de seguir a su lado, los matrimonios son para siempre, le habían enseñado en casa desde pequeña, ¿cómo dejarlo?.

Tras casi 2 años de acudir a una institución especializada para enfermos de alcoholismo y al darse cuenta de que era él el que no quería cambiar esos hábitos, ella quedó decepcionada y fue en busca entonces de ayuda para la violencia dentro de su familia.

"Empecé a ir a Alanón, duré más de una año ahí y él no cambiaba, yo me di cuenta de que él seguía igual, si intento ir al grupo un mes pero no, no me ayudó y fui en la búsqueda y empecé a ir a Cepavi, primero fui al DIF pero no me gustó y me fui a Cepavi y es lo mejor que me ha pasado en la vida", subraya.

Enfatiza que fueron muchos años los que pasaron para que ella se decidiera a dejarlo, porque las cosas nos son tan fáciles y después de vivir sumisa bajo el mando de un agresor las cosas se tienen que hacer paso a paso.

Ella relata que un 19 de noviembre se decidió a salirse de casa y así lo hizo, se fue e interpuso demanda contra su marido, pero sólo estuvo fuera un mes, después regresó pero no como su mujer, sino como la madre de sus hijos, tenía prohibido tocarla o hacer algo similar, de lo contrario sería detenido.

En cuanto a las estadísticas del primero de enero a 12 de agosto del 2011, tan sólo un 1.5 por ciento presento denuncia por violencia intrafamiliar ante el Ministerio Público, mientras que el 4 por ciento decidió recibir únicamente asesoría jurídica.

Las cosas marchaban bien, señaló, hasta que después de unos meses tras una borrachera llego a casa enojado y dispuesto a reanudar aquel matrimonio que hacia muchos años se había perdido.

  "Una vez me agredió frente a una sobrina, esa se la dejé pasar pero ya la segunda vez fue frente a mi hijo el chico; ese día llego él bien borracho y bien drogado y yo cuando lo vi dije 'hay diosito santo este hombre no me va a dejar' se le miraba e el rostro, me atacó y me dijo muchas cosas, pero yo lo primero que hice fue esconder los cuchillos porque le vi la cara, se le miraba el odio", recuerda.

Durante la agresión tanto física como sicológica, María aún recuerda claramente las últimas palabras que le escupió cara a cara "Óyelo muy bien hija de tu puta madre, tú nunca, nunca vas a ser feliz con nadie y te lo puedo asegurar, nunca vas a ser feliz con nadie y mírame bien a los ojos cuando te lo digo", cosa que no fue cierta.

Corrió en busca de ayuda, interpuso demanda y dejo por siempre a quien la había aterrorizado durante más de 15 años, a quien nunca la hizo feliz y a quien nunca le mostró la seguridad que una mujer necesita para sentirse amada.

"Lo ideal sería que estuviéramos juntos, que juntos recibiéramos a nuestros nietos y bla bla bla, así como en un cuento de hadas, pero no fue así eso fue lo que más me costo aceptar y superarlo y de vez en cuando todavía me da un poco de tristeza porque yo estoy sola y no puedo rehacer mi vida muy fácilmente", lamenta.

Sin derramar ni una sola lágrima María cuenta de manera muy normal sus vivencias, ella expresó que no se avergüenza de haber pasado por esto y haberlo permitido, al contrario ella se siente orgullosa de ella misma, esto le permite y le seguirá permitiendo ser una mujer que logró levantarse de uno de los peores momentos y aún así lograr salir adelante con sus hijos y tener la frente en alto.


DATOS VIF (Violencia IntraFamiliar)*
2010 7,565 llamadas
El 4.2 por ciento pertenecen a agresiones en contra de hombres. 2011 6,181 llamadas El 3 por ciento pertenecen a agresiones en contra de hombres.
Del 2010 al 2011 las denuncias a Cepavi se han incrementado en un 47 por ciento.

*Las cifras y estadísticas en la tabla y en el texto fueron proporcionadas por Cepavi y corresponden al periodo que abarca del primero de enero al 22 de septiembre del 2011 y los 12 meses del 2010. Todos los derechos reservados.

Editorial Noroeste, S.A. de C.V. 27/09/2011http://www.noroeste.com.mx/publicaciones_imprimir.php?publicacion=721952

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