REFLEXIONES
SOBRE EL EMPLEO Y LOS SALARIOS EN MÉXICO
La
situación de la Población Económicamente Activa (PEA) ha venido agravándose desde
hace algunos años. Las nuevas formas de contratación, el aumento del empleo
informal, el nivel de desempleo, la falta de oportunidades para el creciente
flujo de jóvenes profesionistas, son algunos de los problemas económicos a los
que se debe hacer frente mediante una política económica y social acorde a la
magnitud del problema.
Actualmente,
la política de incrementos al salario
está muy relacionada con la evolución de la inflación, de tal manera que vemos
como al aumentar los salarios inmediatamente suben los precios en una mayor
proporción, es decir aumenta la inflación, por lo que el trabajador no resulta
beneficiado en nada.
Otro
indicador que está relacionado con el
empleo es la productividad de los trabajadores, en el sentido de que los
empleadores fijan el monto de los salarios en función de su productividad.
Durante los primeros seis meses de 2007, la tasa de crecimiento de este
indicador estuvo por arriba de los aumentos de las remuneraciones al trabajador.
Es
decir, el incremento en esta última variable no se vio favorecido por el
desempeño de la productividad de los trabajadores, resultado que puede ser cuestionable,
ya que las decisiones de aumentos salariales deben contemplar –además de la
expectativa de inflación–,la evolución de la productividad.
Tampoco
se debe omitir la mención de que además de las precarias condiciones de contratación
que gradualmente comienzan a predominar en el mercado laboral mexicano, la
informalidad es una alternativa de ocupación que ha estado absorbiendo buena
parte de la mano de obra que la economía formal no ha podido emplear.
El
Banco de México ha señalado recientemente que la informalidad ha pasado de
significar de 41 a 44% de la PEA durante los últimos cuatro años.
El
dato mensual de la tasa de desempleo −elaborado por el Instituto Nacional de
Estadística, Geografía e Informática (INEGI)− es el único referente estadístico
que existe para evaluar el nivel de ocupación en México. Según el INEGI,
durante el primer semestre de 2007 el nivel de desempleo en promedio se ubicó
en 3.7%.
Por
otro lado, durante el período se crearon 450 814 plazas de trabajo formales, de
las cuales, 44.7% fueron permanentes y 55.2% se inscribieron en el rubro de
eventuales.
La
generación de empleos fue la promesa más importante de gobierno actual,
asegurando que el iba a ser el presidente del empleo, por lo que la política
laboral fue uno de los ejes de su programa de gobierno.
Así
por ejemplo, dentro de las políticas laborales implementadas por el gobierno
federal tenemos al llamado Programa del
Primer Empleo (PPE), que de hecho, se reconoce por ser prácticamente la única
medida directa instrumentada durante sus primeros seis meses. Este proyecto se
sumó a otros programas heredados de administraciones anteriores: los programas
de intermediación, de capacitación, de creación de empleo, de apoyo a las micro
y pequeñas empresas y al autoempleo y de compensación al desempleo.
El
Programa del Primer Empleo (PPE) se inscribe dentro de los programas de
creación de empleo que tienen como una de sus principales características ofrecer
a las empresas diversos estímulos para la creación de nuevas plazas.
La
peculiaridad de este proyecto, es su objetivo de propiciar condiciones para la
generación de oportunidades de trabajo dirigidas especialmente a jóvenes profesionistas
sin experiencia.
Este
programa entró en vigor desde marzo 2007 y hasta el mes de agosto se estimaba,
según cifras del IMSS, había favorecido la creación de poco más de seis mil
plazas. Esa cifra, según el propio titular de la Secretaría del Trabajo y
Previsión Social (STPS), Javier Lozano, no alcanzó, ni por asomo, el potencial de
formación de plazas que se esperaba por efecto del programa en sus primeros meses
de implementación, el cual era de cincuenta mil. Entre los argumentos que se dieron
para justificar el eventual fracaso del programa se encuentra el hecho de que los requisitos
para que las empresas pudieran calificar para ingresar al PPE eran altos.
Dentro de éstos, se encontraba la necesidad de estar al corriente con las cuotas
obrero-patronales del IMSS, entre otras. Así, a decir del titular de esta
institución, Juan Molinar, actualmente 40% de las empresas enfrenta una
situación de endeudamiento con el IMSS, lo que las aleja del uso del programa.
Por
otro lado, voces del sector privado han criticado el programa pues argumentan que
el subsidio que se otorga a las empresas por la contratación de personal sin
experiencia puede no compensar de manera efectiva los costos adicionales que implican
su capacitación y reclutamiento especiales –erogaciones que suelen no ser necesarias
cuando se contrata a trabajadores con experiencia–. Asimismo, se argumenta que
la inversión requerida para crear nuevas plazas para jóvenes sin experiencia tampoco
se solventa de manera rentable con la contrapartida del subsidio. Lo anterior, aunado
al poco número de empresas candidatas a ingresar al programa por el requisito
de las cuotas al IMSS, llevó a que se anunciara a mediados de agosto que el
Programa de Primer Empleo otorgará un subsidio a las empresas durante un
período máximo de 12 meses, destinado a cubrir la parte de las cuotas
obrero-patronales que les correspondería pagar ante el IMSS por la contratación
de nuevos trabajadores.
El
monto del subsidio se determinará en función del salario base de cotización
(SBC) de los nuevos trabajadores: los registrados con un SBC menor a 10
salarios mínimos recibirán un subsidio de 100%; el monto disminuirá
progresivamente hasta alcanzar 10% para los registrados con un SBC mayor a 20
salarios mínimos.
El
mecanismo de pago del subsidio es hasta por los primeros 12 meses de
aseguramiento y se entregará en 12 pagos mensuales a partir del décimo mes,
entonces, la empresa deberá solicitar mensualmente al IMSS la entrega del
subsidio correspondiente.
Los
requisitos para obtener y mantener el derecho a recibir el subsidio son los
siguientes: Mantener el aseguramiento ante el IMSS del trabajador registrado en
el Programa al menos durante 10 meses continuos y estar al corriente en el pago
de todas sus obligaciones fiscales.
Como se esperaba, las autoridades divulgaron disminuir
la exigencia del pago al corriente de cuotas. Así, se extendieron períodos mas
largos para la actualización de pagos
con el fin de que pudieran inscribirse al programa quienes no se encontraran al
día en ese rubro.
Las
reformas fiscales, aunque no son propiamente una medida de carácter laboral,
tiene un fuerte impacto en la situación del mercado de trabajo, por lo que una
de las grandes preocupaciones de la sociedad derivadas de su aprobación, es el
efecto que se espera tenga en el empleo.
El
proyecto inicial de reforma fiscal formulado por el gobierno federal causó
alarma, en el sentido de que se creó un nuevo impuesto: El llamado Contribución
Empresarial a Tasa Única
(CETU),
tributo cuya base de cálculo (base de efectivo) no autorizaba la deducción de
los salarios, lo que de inmediato se advirtió por diversos sectores como un potencial
obstáculo para la generación de empleos. Finalmente y pese al intenso proceso
de negociación política, el proyecto de reforma aprobado sufrió algunas modificaciones, en la idea de aumentar los
efectos en el nivel de ocupación en el mediano y largo plazo.
Por
lo que respecta al desempeño de los programas gubernamentales de fomento a la
generación de empleo ya en marcha, es prematuro detallar los efectos
resultantes en el empleo y los salarios; se puede mencionar un cambio en la
estrategia que se venía aplicando en el área de intermediación laboral, donde
funcionaban los mecanismos de promoción de plazas de trabajo denominados
Chambatel y Chambanet, que ahora se prevé, se fusionen para proporcionar un
servicio más eficiente y completo (sus porcentajes de colocación de
solicitantes de empleo fueron de apenas 4.3 y 9.3 respectivamente durante el
período enero-julio de 2007).
El
comportamiento de algunos de los principales indicadores del mercado de trabajo
muestra la falta de coordinación en el diseño de políticas económicas destinadas
a favorecer la creación de empleos. Los salarios contractuales durante el
primer semestre mostraron una tendencia ligeramente creciente acompañada de
cierta estabilidad en el nivel general de precios, sin embargo, esto no garantiza
que las condiciones en materia de remuneración sean del todo favorables.
Por
su parte, en el nivel de desempleo se observa una tendencia poco definida, pero
se debe resaltar la consideración de que el ritmo de crecimiento de la PEA
puede propiciar la inestabilidad del nivel de salarios en el corto y mediano
plazos si no se generan las oportunidades de trabajo.
La
situación de las políticas del mercado laboral observadas durante el primer
semestre del año nos indican la carencia de un proyecto integral de política
económica que genere incentivos de mercado para el crecimiento económico, y por
ende, para la creación de empleos.
Si
bien es de reconocer la instrumentación de programas que alienten la contratación
de recursos humanos de las empresas, se debe de advertir también, que éste se
encuentra en función de estímulos más poderosos que se asocian a políticas
temporales, cuya lógica es la de
propiciar las condiciones para la expansión de la productividad.
La
creación de empleos como un objetivo de la gestión gubernamental, se convierte
en un fin económico políticamente correcto, electoralmente rentable, pero de
poco sustento en la lógica económica.
En
los últimos 13 años, de 1994 (fecha de entrada en vigor del Tratado de Libre
Comercio) al 2006, los niveles de vida y trabajo de la población en México se
han deteriorado drásticamente provocando: una migración acelerada de
trabajadores principalmente a los Estados Unidos, el crecimiento desmedido del
empleo informal, un deterioro acelerado de las condiciones laborales de los trabajadores,
y el incremento en los niveles de desigualdad social en el país.
Es
evidente que esta situación no se debe en sí únicamente al Tratado de Libre
Comercio, sino a la política económica integral que se ha venido impulsando, la
cual no solamente no ayudó a resolver problemas que se venían padeciendo como
la caída salarial o la falta de empleos dignos, sino que contribuyó a
profundizarlos y ampliarlos.
Las
exportaciones si bien crean empleos directos también destruyen otros al acabar
con proveedores nacionales en la medida en que se surten de insumos importados.
Lo que México aporta es la mano de obra y recursos naturales baratos y aún así,
no se tiene un efecto multiplicador importante en el empleo.
La
inversión extranjera directa que ha llegado a México en esta etapa no ha
repercutido en un crecimiento significativo de la economía pues buena parte se
destinó a la compra de empresas ya existentes. Por ejemplo, la mitad de la
inversión se destinó a la compra de bancos mexicanos y la otra mitad al sector
manufacturero. No ha llegado inversión al campo y tampoco a las zonas
marginadas del país, que son las principales expulsoras de mano de obra hacia las
ciudades y el extranjero.
Lo
anterior ha provocado que hoy la situación de los trabajadores y la población
en general se encuentre en peores condiciones que hace 13 años. Los siguientes
datos ejemplifican este dicho:
1. En relación al
empleo, de 1993 a 2005 creció la PEA (Población Económicamente Activa) en 10.2
millones de personas, y solo se crearon 3.4 millones de empleos formales lo que
arroja un déficit de 6.7 millones. Esta es una de las causas del crecimiento
del empleo informal y de la migración de trabajadores a los Estados Unidos. Se
considera que la mitad de los trabajadores del país, 21 millones están en la
economía informal. Estos trabajadores no tienen ingreso permanente ni
estabilidad en el trabajo, carecen de seguridad social y no reciben ninguna
prestación laboral. A nivel de negocios, éstos no pagan impuestos y por tanto
no contribuyen al gasto social.
La
falta de oportunidad de empleo aunado a los bajos salarios han convertido a
México en el campeón de la migración mundial, superando a países como India o
Turquía, con 11 millones de connacionales en Estados Unidos y 28 millones de
personas de origen mexicano en ese país, según información de la Red
Internacional de Migración y Desarrollo. Con el TLC aumenta además la migración
de profesionistas que ascendía hasta el año pasado a un millón de personas.
Actualmente,
la segunda fuente de divisas del país la constituyen las remesas que envían los
trabajadores mexicanos a sus familias, 25 mil millones de dólares durante 2006,
esto es, 68 millones de dólares diarios. Evidentemente, a la larga, esto supone
una pérdida de recursos productivos para México y la despoblación de
importantes regiones que ya no cuentan con la fuerza laboral suficiente para
crecer.
2. El deterioro del
empleo. En 13 años se han creado pocos empleos, la mayoría de mala calidad. Por
ejemplo en el año 2000, el 61% de los trabajadores no recibían prestaciones
laborales prescritas por ley como la seguridad social, vacaciones, o pago de
tiempo extra. Solo la época del TLC aportó 3 millones de trabajadores a este
sector.
En
este mismo sentido, de 42.3 millones de trabajadores existentes en 2006, 28
millones recibieron un ingreso de hasta 3 salarios mínimos; de éstos, más de 3
millones no percibieron ningún ingreso por su trabajo y 6 millones ganaron
menos del mínimo.
Comparados
con los de Estados Unidos y Canadá, los salarios mexicanos han caído mucho más.
En 2004 un trabajador de las fabricas en Estados Unidos ganaba 23.17 dólares la
hora, en Canadá 21.42, y en México 2.50. De 1975 a 2004 México no tuvo un solo
año de progreso salarial, con respecto a Estados Unidos la caída salarial en
este tiempo fue de 50%.
3. La pérdida de
capacidad adquisitiva del salario en 20 años ha sido de 70%. De diciembre 94 a
mayo 2006 los precios de la canasta básica subieron 551% pasando de 31 pesos a
202 pesos diarios. El salario mínimo al contrario, subió solamente 218% al
pasar de 15.2 a 48.6 pesos diarios. Esta erosión salarial ha tenido como fin el
abaratar los costos de las empresas a partir del factor trabajo; de cada peso
que antes le costaba al patrón contratar un trabajador, hoy sólo le cuesta 61
centavos.
Para
enero del 2007, se necesitaban 162 horas de trabajo de salario mínimo para
adquirir una canasta básica con 42 alimentos, sin contar el pago de transporte,
servicios y vivienda.
4. el deterioro de las
condiciones de trabajo incluye nuevas formas de explotación laboral como son la
subcontratación laboral, crecimiento del trabajo eventual, el empleo por
honorarios, el trabajo de menores y la industria familiar, entre otras.
La
situación laboral y salarial es facilitada por el sistema de control sindical
que se mantiene en el país a pesar de los cambios políticos de los últimos
tiempos. En materia sindical nos encontramos con un crecimiento del
sindicalismo patronal que incluye formas de contratación que protegen al patrón
ante la eventualidad de la organización de sus trabajadores. Es una auténtica
simulación que en la práctica impide a los trabajadores defender sus derechos
laborales o mejorar su situación salarial o laboral a partir de la organización
colectiva.
Un
ejemplo muy claro y evidente del modelo de empresas que han crecido en los
últimos años es el de Wall-Mart, empresa considerada como emblema de la
economía globalizada por sus ingresos y por ser la corporación trasnacional más
grande del mundo, con un número de empleados de más de un millón de personas.
En
relación a las condiciones en que opera en México Wall-Mart, cuenta en todos
sus establecimientos con sindicatos patronales y contratos de protección, los
trabajadores no saben quien los representa y los intentos que varios empleados
han tenido para conocer sus contratos de trabajo se han topado con despidos
fulminantes por parte de la patronal.
Esta
trasnacional emplea en el país a dos terceras partes de los 9 mil menores de
edad que trabajan como empacadores en las tiendas de autoservicio. La mayoría
de estos chicos proviene de familias pobres, no se les paga salario y viven de
las propinas de los clientes, no tienen contratos de trabajo, tampoco seguridad
social ni prestaciones. Sin embargo, sí son obligados a comprar sus uniformes
de trabajo, a cumplir con horarios mínimos de 5 horas, tienen responsabilidades
laborales y pueden ser castigados si incumplen las reglas de trabajo.
Obviamente, esta situación laboral abarata el costo de la mano de obra; el no
pago de estos salarios significa un incremento directo a las utilidades de la
empresa.
En
México, las exportaciones han crecido y la inversión directa también, sin
embargo ello ha conducido al deterioro del nivel de vida de la gente y al
incremento de la pobreza de los trabajadores mexicanos, es decir, las
exportaciones y la inversión han crecido a costa de la pobreza de las mayorías.
Lo
anterior significa que se debe de impulsar una política económica nacional,
donde el incremento salarial sea palanca de desarrollo y las políticas sociales
el complemento necesario para enfrentar las desigualdades e impulsar la
justicia social.
Bibliografía
Banco
de México (2007), Indicadores económicos y financieros, México.
http://www.inegi.gob.mx/inegi/
Agenda
Estadística de los Estados Unidos Mexicanos, INEGI, 2007
Cuaderno
de Información Estadística, número 420, INEGI, marzo de 2008,
http://www.stps.gob.mx/
Culiacán, Sinaloa, verano de 2012
Antony Peper