martes, 10 de noviembre de 2009

LA VIEJA LOBA Y LOS CORDERITOS UNIDOS POR EL HUMANISMO








LA VIEJA LOBA Y LOS CORDERITOS
UNIDOS POR EL HUMANISMO

Cuentan los que la vieron, que ese fatídico día, la vieja loba de mar, amaneció en horas demasiado tempranas, enseñando sus largos y retorcidos colmillos a todo aquel que iba llegando al, en apariencia, hermoso y acreditado castillo, y que ella, convertía en su morada cuando las circunstancias lo ameritaban.

Y vaya que sí lo ameritaban... exclamaban unos… parece que hasta se bañó decían otros… unos más sonreían diciendo que sus mejillas habían sido coloreadas con un rojo carmesí…

No faltó quien dijera que hasta habían sido peinados los hirsutos y amarillentos pelos con los que cubría su esquelético y corcovado cuerpo.

Dicen los que la vieron… que durante toda la mañana se esmeró en sonreír…sonreír y sonreír a todo aquel que se cruzara en su camino… dicen también… que algunos al verla se espantaban y huían aterrorizados, pero ella con una voz melosa y entrecerrando sus lagañosos ojos, los detenía suavemente… besaba sus pies… y luego… lamía sus heridas, cual si fuera una tierna y dulce pastorcita que cuida de su amado rebaño.

Dos días han pasado... ya no se escuchan ahora, que han pasado tan sólo dos días de aquellos infaustos sucesos, sus palabras amorosas haciendo un llamado a la UNIDAD…

Los que creyeron en ella..., esperan atentos verla aparecer en cualquier momento.

Dicen algunos…que es cuestión de esperar… otros dicen que es inútil la espera… otros más… se meten y salen cautelosos al cubil, donde moran sus congéneres y desde donde despacha a sus achichicles la loba mayor, para que vigilen que los corderos y demás fauna reunida no se salga del huacal.

Los más enterados dicen… que ésta es la misma historia..., la cual se ha repetido, desde que las famélicas y hambrientas lobas probaron por primera vez los dulces y tiernos huesitos de los corderitos, quienes inocentemente creyeron en sus tristes CUENTOS que las invitaban a la UNIDAD.

Culiacán, Sinaloa Otoño de 2007

Antony Peper

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