sábado, 17 de julio de 2010

CARTA A MI HIJO



CARTA PARA MI HIJO:

Déjame decirte antes que nada, que aunque llores en silencio, escucho tu llanto, pues jamás dejo de pensar en ti y en lo que pudiera pasar con tu vida.

Quiero que sepas que siempre estoy pendiente de ti, aunque no lo parezca, por lo que te ruego que conserves la paz que tu alma necesita. Juntos descubriremos las causas de tus desatinos y el remedio para retomar el camino del éxito, que tantas veces hemos postergado.

Se que lloras en silencio tus fracasos, porque piensas que tus sueños se han esfumado con los años, que sufres porque tu autoestima ha disminuido al sentir que todas tus potencialidades se han perdido con el paso del tiempo.

Sientes que tu padre te ha abandonado en la lucha por ser alguien en la vida y te refugias en tus amigos, esos que tu crees que son “bien camaradas” y que están contigo “al 100”.

Crees que todo tu talento se está desperdiciando, porque has renunciado a usarlo. Lloras porque quisieras sentir mi amor junto a ti y no lo percibes, aunque te esté arropando cada día y cada noche con mis oraciones.

 Te enojas porque continuamente encuentras obstáculos en tu camino y no conoces la fuerza interior que hay en ti. Se que en ocasiones te contemplas en el espejo y te avergüenzas por la imagen que ves reflejada en el y piensas:

¿Dios mío, en qué me he convertido?. Luego te preguntas, ¿Porqué que quiero ocultarme?, ¿Porqué no empiezo a conocerme, en lugar de huir de ser esto que pretendo ser?. ¿Dónde está la bella figura que tenía cuando era más joven?, ¿dónde quedó la agilidad de mis movimientos, la lucidez de mis pensamientos y la luz de mi mirada?. ¿Porqué ya no externo mis pensamientos y me quedo mirando al vacío caminando como veleta que lleva el viento?.

 Yo me pregunto, ¿Quién le ha robado tus ilusiones, su mirada feliz y su hermosa y alegre sonrisa?. ¿Conocerá mi hijo al ladrón?.

Recuerdo que en algunas ocasiones te acerabas a mí y te recostabas en mi hombro, luego, levantabas la mirada al cielo y me decías que querías triunfar en la vida, y yo te respondía que todos los tesoros de la vida serían tuyos a su debido tiempo, que no había que beberse al mundo de un solo trago.

Hoy me pregunto, ¿Porqué se han destruido esos planes y sueños maravillosos que forjabas para ti y para mi.

Recuerdo el primer momento en el que te conocí, siendo un pequeño ser que confiado sonreías al mundo cuando puse mi mano en tu frente y en secreto te dije “quiero que seas más grande, pero mucho más grande que tu padre” y tu fijando la mirada en mi sonreíste confiado en que juntos lo podríamos lograr.

¿Recuerdas nuestro pacto secreto?, creo que no, el tiempo y la distancia se han encargado de borrarlos. Al paso del tiempo, los dos hemos llenado nuestras mentes de miedos, dudas, ansiedades, remordimientos, y odios, por lo que no hemos dejado espacio en nuestros corazones para guardar nuestros más hermosos recuerdos.

Hoy te digo, que no llores más, que como siempre estoy contigo en las buenas y en las malas, lo pasado, pasado es, dejemos todo lo que nos hace sufrir atrás.

En el día de hoy, quiero que pienses y actues en completa libertad, sin ataduras de ningún tipo, piensa que pronto regresarás de un lejano viaje y te reencuentras con tu viejo y cansado padre.

Hoy es tu renacimiento, pensaremos en nuevos planes, o reelaboraremos los que dejamos atrás, forjaremos nuevos sueños, festejaremos juntos nuevos triunfos y dejaremos de vivir en el pasado.

Pensaremos que las primeras etapas de tu vida fueron simples ensayos, en los que a veces acertabas y en algunas ocaciones cometías errores; aprovecharemos esas historias para encontrar nuevos senderos por los cuales caminar en armonía por la vida.

Quiero que entiendas, que en el futuro, deberás caminar con paso firme y que volarás tan alto como desees, porque habrás comprendido que se aprende de los errores y que siempre debemos buscar las cosas buenas que tiene la vida.

Deseo de todo corazón, que sientas mi mano sobre tu frene, como cuando por primera vez viste la luz del día, quiero que escuches de nuevo aquel secreto pacto que sellamos con una mirada, y que olvidamos con el correr de los años.

Debo de decirte, que en aquellos momentos, también lloraste, y lo hiciste con ganas, pero tu llanto me sonó como una canción de vida y salud, por lo que te dejé llorar un rato para que te hicieras consciente de ti y de lo fuerte que eran tus pulmones y que estabas lleno de vida.

No me creíste entonces..., y angustiado buscabas mi mano como buscando que te salvara de los peligros de la vida y tomabas mi dedo apretándolo fuertemente…, desde entonces me ataste a ti con la más fuerte cadena del amor incondicional que puede tener un padre para con su hijo.

Así quiero que vuelvan las primaveras y se alejen los inviernos, que no te consideres un fracasado, porque has cometido algunos errores, piensa que errar es humano, pero también es de hombres sabios volverlo a intentar.

Pero para ello, debes tener confianza en que puedes cumplir con tus responsabilidades por más difíciles que parezcan, que veas lo hermosa que es la vida, aunque todo nos parezca gris y frio; que despejes tus dudas y renazcan tus sueños de triunfador.

Basta ya de quejarnos de todo, de llorar por lo que creemos que hemos perdido sin merecerlo. Entiende que a pesar de todo te amo incondicionalmente, aunque a veces no lo parezca porque no me escuchas decirlo, o porque algunos de mis actos te lastiman sin quererlo.

Tenlo por sabido, que eres la sal y la pimienta que condimenta nuestra vida familiar, la luz que necesitamos para ver en la obscuridad y la esperanza de poder renacer en las vidas que habrás de crear en el futuro al lado de la mujer que te haya deparado el destino y con la que formarás nuevos senderos.

Es tiempo de restaurar las heridas, de reparar tus alas rotas, de buscar la paz y volver los ojos al futuro.

Es hora de abandonar la senda equivocada, de sacar lo bello que tienes y dejar de oscurecer tu rostro con la autocompasión, el desorden y la pereza, que te ha llevado a vivir infiernos que no estaban hechos para ti.

Sé que has llorado, que te has golpeado y has maldecido a tu suerte, que te has negado a aceptar las consecuencias de tus propios pensamientos mezquinos y de tus actos vergonzosos, buscando chivos expiatorios a los cuales echarles las culpas de tus fracasos.

Sí hay un culpable de ello, me pregunto ¿Acaso soy yo?, ¿Serás tu?, ¿Seremos los dos?, será algún chivo expiatorio?, o ¿será el sereno?.

Una forma de saber sí el culpable es el chivo expiatorio o el sereno,  es haciendo un inventario de nuestros defectos y virtudes, por lo que te propongo nos preguntemos lo siguiente:

¿Estamos ciegos, sordos, mudos, minusválidos; no tenemos a quien amar, o quien nos ame; estamos solos; estamos enfermos de alguna enfermedad incurable; carecemos de lo indispensable para vivir?.

Sí las respuestas que encontremos a estas preguntas son falsas, debemos entonces, elevar al cielo nuestra mirada y dibujar en nuestro rostro una sonrisa de esperanza por todo lo bueno que nos ha dado la vida, sin pedirnos nada a cambio.

No vale la pena seguir pensando que fuiste traicionado, que vivas engañándote y escondiéndote en la derrota. Saca la casta, usa tus talentos, tus capacidades y tu orgullo. Reconoce tus errores, para convertirlos en éxitos por venir.

Date cuenta, que tienes tanto en tu vida, pero que ha sido desaprovechado; quien fuera tu, pensarán muchos, deseando cambiar sus lujos y riquezas por las bienes que tu tienes y que has desperdiciado tan a la ligera.

Conócete a ti mismo, amate y dale gracias a Dios por lo bueno que ha sido contigo al derramar tantas bendiciones sobre ti.

Date cuenta de que no es pobre e infeliz el que tiene poco, sino aquel que nunca está satisfecho con lo que tiene y ansía obtener más sin importar como lo consigue, por lo que la verdadera riqueza y felicidad la encontrarás, no en el uso de las drogas o engañando a los demás,, sino viviendo en plena libertad, prescindiendo de todo aquello que nos hace daño y perjudica a quienes amamos.

Pregúntate, ¿Dónde están los obstáculos que produjeron tus errores y fracasos?. La respuesta la encontrarás en que sólo existían en tus pensamientos, cuando creías o sentías que nadie te quería, que nadie te comprendía y que eras un fracasado, por lo que te refugiabas en tus amigos, esos que repetías una y otra vez, que estaban “al 100” contigo.

Aprende a perdonarte, así podrás perdonar a los demás, a quererlos, a no sentirte despreciado por los errores que has cometido en contra de ti mismo y de los demás.

Porqué sí tus padres y seres queridos perdonan tus fallos, tú no has aprendido a perdonarte a ti mismo y a ser más tolerante y comprensivo con las fallas de los demás.

Date cuenta que tu te necesitas, necesitas reconocerte lo valioso que eres en tu individualidad, no en relación a tus amigos, esos que consideras “bien camaradas”.

Nadie es como tú, eres único y extraordinario, alguien que tiene muchísimo valor.

No puedes recordar, aquel momento en que nadando en la obscuridad buscabas la célula que daría origen a tu vida, tuviste que enfrentar desde entonces muchísimos obstáculos al nadar vigorosamente compitiendo con otras células que querían lograr tu mismo objetivo, pero sólo tu fuiste capaz de lograrlo, dando así paso al primero de tus grandes triunfos, los cuales se han interrumpido por tener pensamientos equivocados.

Conviene que te preguntes, ¿Por qué te has valorado tan poco, cuando tu valor es incalculable?, ¿Por qué escuchaste a aquellos que te degradaron y lo que es peor, por qué les creíste iniciando así un camino equivocado?.

 Acéptate tal cual eres, con tus defectos y virtudes, no te minimices, no trates de imitar a otros haciendo o diciendo lo que ellos dicen o hacen.

Tu vales mucho y mereces respetarte y ser respetado. Admite que te hs estado engañando y que te has equivocado y así lograrás avanzar un paso más hacia la felicidad.

Por otro lado, las oportunidades de cambiar hay que buscarlas, la oportunidad nunca vendrá a ti, tu tienes que salir a buscarla, por lo que siempre tendrás que estar preparado para cuando la encuentras; si tus talentos son cantar, prepárate para ello.

Las oportunidades y la felicidad no hay que esperarlas sentados, hay que salir a buscarlas; quienes las esperan han llorado, han errado y han culpado a los demás de sus desgracias.

Si la vida te exige una prueba de tu fortaleza, dale dos o más pruebas de que eres un hombre de éxito, no te dejes vencer por las adversidades, siempre debes dar más de lo que se te pide, sin caer en engaños o simulaciones, porque de lo contrario serás un mediocre toda la vida; siempre trata de ser el mejor, sea lo que fuere a lo que te dediques en tu vida; sí eres paletero, pues hay que tratar siempre de que nadie prepare los hielitos como tu; sí eres dentista, debes tratar siempre de no extraer el diente equivocado o extraerlo sin quebrarle la mandíbula al paciente; si eres taxista, trata siempre de que tus viajeros viajen de lo más seguros, confortables, rápidos y a precios razonables hacia sus destinos; sí llegaras a ser maestro, debes tratar siempre de que tus alumnos aprendan lo mejor, sin escatimar tiempos y esfuerzos que tengas que dedicar para ello.

Sí imitas y sólo haces o dices lo que hacen o dicen los demás, la responsabilidad de los fracasos y errores serán sólo tuyos. Trata de no preocuparte si alguna vez haces un bien y recibes un mal a cambio o no recibes ninguna recompensa, tarde que temprano habrás de recibir tu recompensa.

Sé generoso, aún con los injustos, para que cuando llegue el momento de que te veas liberado de tus errores, puedas abrir tus brazos a la nueva vida que te espera en el futuro.

Sí antes decías o pensabas que no había oportunidades de desarrollo par ti, que nadie te quería y te querías revolcar en la basura de la autocompasión, ahora se que caminarás erguido sobre pasos firmes, dándote cuenta de que nada ha cambiado,.., excepto tú, pero tú eres todo, que al cambiar, haces cambiar al mundo: a tus padres, hermanos, amigos y aún a los enemigos, aquellos, a los que considerabas “bien camaradas”.

Si sientes que el cambio anhelado no llega rápido, aprende a tener paciencia con tus progresos, apenas vamos iniciando el camino o en el mejor de los casos quizás vayamos a la mitad del camino. Si te sientes cansado, detente, cuenta tus bendiciones, da gracias a Dios por lo que has avanzado y continúa tu camino hacia la liberación. Recuerda que Roma no se hizo en un día y que tarde que temprano podrás alcanzar el éxito anhelado.

Recuerda también, que todo cuesta, y entre más nos cuesta, más aprendemos a valorar lo que tenemos, a querernos y respetarnos a nosotros mismos y a los demás.

Mantén siempre los ojos abiertos, y no tengas miedo de enfrentar una nueva vida, libre de vicios, de rencores y venganzas. Todo tiene su riesgo, pero sé valiente y no temas, que tu padre siempre estará contigo para reconocer las nuevas situaciones que habrás de enfrentar, para buscar juntos las salidas.

Puedes estar orgulloso de ti mismo y de tus padres, fuiste producto del amor, naciste conforme a un plan, cuando tu madre y yo necesitábamos de ti, por tanto, ambos nos necesitamos, tú nos necesitas y nosotros te necesitamos conforme al plan que juntos trazamos para ti.

Debes saber, que nunca he perdido la fe en ti, esa fe que deposité en ti desde el momento en que naciste; te he visto crecer y tropezar; pero ahora que te veo levantar con nuevos bríos, déjame decirte que me siento orgulloso de ti y que mi amor por ti crece día con día.

Al paso de los años, nos hemos alejado un poco, sin reparar en el daño que nos hacíamos, hasta llegar el punto en que una enorme ola nos separó abruptamente y salimos rodando hacia un precipicio, del cual, hasta ahora empezamos a salir, unidos nuevamente de las manos y con el corazón latiendo al mismo ritmo, restableciendo la comunicación perdida.

Dejame decirte también, que en mi arrogancia y desorientación como padre, te di libertad plena para que hicieras lo que consideraras pertinente de tu vida; te dejé en libertad de que tuvieras los amigos que quisieras, sin antes investigar, quienes eran ellos; te permitía salir y llegar a casa a la hora que quisieras; te daba cuanto me pedías y estaba a mi alcance; te perdoné siempre, sin pedir ningún tipo de explicación por el error o la falta cometida.

Hoy, me ha caído “el 20”, de que no nací padre cuando tu naciste; sino que fue entonces cuando empecé aprender apenas a ser hijo; hoy también me he dado cuenta de que tu me estas empezando a enseñar a ser padre.

Hoy comprendo, que dentro de ti, siendo mi hijo, está naciendo el padre que yo necesitaba y dentro de mí, siendo tu padre, está naciendo el hijo que tu necesitabas. Tú y yo, somos el padre y el hijo, y el hijo y el padre, que con la ayuda de Dios estamos aprendiendo a ser uno mismo, en dos personas distintas en el tiempo y en el espacio.

También comprendo, que por fin estás llegando a tener control absoluto de tu destino, Ha llegado el momento de que tomes decisiones, según tu propia y libre voluntad, ya no basada en caprichos o pensamientos erróneos, sino basadas en la plena conciencia de lo que está bien o está mal.

Estás en el camino de poder elegir de manera sensata, porque has aprendido de tus propios errores; puedes escoger amar en vez de odiar, reír en lugar de llorar, crear y no destruir, caer y no levantarte o caer y no rendirte, decir la verdad en lugar de mentir, mantenerte sano en vez de arruinar tu salud.

Ahora sabes que tus errores y desatinos, eran productos de tus pensamientos equivocados y no eran culpa de nadie más, podrás entender que eres capaz de realizar grandes maravillas, que cuentas con un gran potencial, por lo que te pido que nunca vuelvas a degradarte, no te conformes con las migajas de la vida, no escondas tus talentos, siempre estate atento a aprender cosas buenas,.

Acuérdate lo que querías ser cuando eras pequeño mi bb prefe, que yo me acordaré de lo que quería hacer y ser cuando me jubile.

Te pido que solo por hoy, disfrutes de este día, porque en este día has retomado el camino del bien y de la superación. No te lamentes más y cada día tendrás nuevos desafíos a vencer que serán la sazón de tu vida.

Sé que has nacido de nuevo, pero siempre ponte atento de que quizás alguna noche o un día tenebroso pudieras llegar a volver a escoger el camino del fracaso, en lugar del de la superación y la libertad, porque la elección es tuya y tu serás el que deberá asumir las consecuencias.

Recuerda que yo ya sólo podré observarte con mucho orgullo o con una infinita pena y amargura por lo que pudo ser y no fue. Por lo que cada día debes tener presente, todos las cosas buenas que te ha regalado la vida, que eres un ser maravilloso y único, que siempre debes dar lo mejor de ti y que lo que hagas lo deberás de hacer con amor a ti, a los tuyos y a los demás.

Imagina finalmente, que con sólo estirar tu mano alcanzarás mi mano donde quiera que me encuentre, no la sueltes aférrate a ella como cuando niño, y permanece siempre erguido y orgulloso de tus logros, como yo me sentiré orgulloso porque también serán los míos.

Antony Peper
Culiacán, Sinaloa verano de 2010.

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